Pero las cosas comienzan a cambiar. Campeche quiere encontrar su lugar entre los más de 34 millones de turistas extranjeros que llegan a México, muchos de los cuales se quedan en los estados vecinos. Según su Secretario de Turismo, Jorge Manos Esparragoza, “se va a realizar un esfuerzo en la promoción conjunta de toda la península de Yucatán, como se hizo en el pasado, ya que los atractivos de cada uno son complementarios”. Naturaleza, restos mayas, ciudades coloniales, playas solitarias, fortalezas impresionantes, buena gastronomía y cordialidad en sus gentes son algunos de sus argumentos, no en vano la palabra campechano procede de sus habitantes. Aquí destacamos 10 razones para visitar Campeche y quedarse encantado. 1.- Apreciar su ciudad amurallada. La capital del estado, San Francisco de Campeche, fundada en 1540, fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1999 gracias a sus construcciones representativas de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII, sus viviendas tradicionales con influencia andaluza y caribeña, y su modelo de urbanización de ciudad colonial barroca. La única ciudad amurallada de México, posee más de 500 metros de muralla, dos puertas, dos fuertes y ocho baluartes, que son construcciones defensivas en forma pentagonal que se construyeron para poner a salvo de los ataques de los piratas el precioso patrimonio histórico. De 1686 a 1704 se edificaron baluartes, troneras, puertas de acceso y murallas para proteger a sus habitantes, hoy en día estos antiguos vigías esperan al visitante con sus puertas abiertas para disfrutar de museos y galerías que hablan de esta parte desconocida de la historia de México. 2.- Sentir la seguridad en todo momento. La ciudad de Campeche ha sido reconocida como la más segura de México, según varios estudios como la Revista International Living, la Coparmex, el ICESI, y la Secretaría Nacional de Seguridad Pública. El pasado mes de septiembre, la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana registró que Campeche es la mejor ciudad del país para vivir y ha sido la única que ha mejorado su calificación entre la población encuestada. Todo ello permite al visitante disfrutar de sus monumentos, pasear con tranquilidad por el centro de la ciudad, observar la colorida decoración de sus casonas y calles llenas de leyendas e historias y vivir con libertad su animada vida nocturna. 3.- Pasear por su Centro Histórico. Caminando por las calles de la capital se descubren magníficos espacios como el Museo de las Estelas Doctor Román Piña Chan o el Museo de Arquitectura Maya (dentro del Baluarte de la Soledad), el Parque de Patrimonio de la Humanidad con su fuente interactiva, la Plaza de la Independencia, y en torno a ella, los edificios erigidos por los conquistadores, como el Astillero, la Aduana, la Audiencia y la Catedral. Entre las fortalezas más destacadas están el Fuerte de San Miguel, un edificio cuadrangular con dos puentes, dos pequeños baluartes, alojamiento de tropa, cocina y almacenes, hoy es un museo; el Baluarte de San Francisco, el segundo más grande del antiguo puerto. Hoy en día exhibe una exposición permanente de museografía pirata, donde se pueden ver réplicas de cofres y arcos a escala; el Baluarte de Santiago que fue el último de los colosos erigidos para defender la ciudad de Campeche, por lo que cerró la muralla que protegía la ciudad. Actualmente es sede del Jardín Botánico Didáctico Xmuch´Haltún que reúne cerca de doscientas especies vegetales. 4.- Sumergirse en su historia. La actual capital de Campeche fue el puerto más importante de la península de Yucatán durante la época colonial. Aquí se realizaba una parte importante de la actividad comercial del Virreinato de la Nueva España, y por ello fue un punto estratégico que Francia e Inglaterra principalmente usaron para menguar las riquezas del envidiado imperio. Así fue como surgieron los piratas y corsarios, que se dedicaban a asaltar y saquear las naves españolas. Las aguas del Golfo de México ocultan los restos de embarcaciones que naufragaron en diversas épocas, y que son hoy un baluarte de la historia del país, y también una experiencia única para el viajero. Entre cardúmenes y corales, se advierten los mástiles, las quillas, las hileras de cañones que alguna vez fueron esplendorosos barcos y que hoy forman parte de un paisaje submarino inigualable. Hay 23 sitios arqueológicos sumergidos o pecios. Uno de los más interesantes es el de la Flota de la Nueva España, que zarpó de Cádiz en 1630 y se hundió en 1631, cuando una fuerte tormenta les impidió llegar a su destino. 5.- Compartir una rara tradición: asear a los muertos. Es bien sabido que en todo México se celebra con particular devoción, cariño y también alegría el Día de los Muertos. Previas a la celebración principal de Hanal Pixán, nombre en lengua maya de la comida tradicional que se ofrece a los muertos cuya conmemoración se realiza en la Península de Yucatán el 2 de noviembre, existen algunas prácticas tradicionales que son únicas en el mundo y descendientes directas de las tradiciones del maya antiguo. La más particular se presenta en la región norte del estado de Campeche, en el área conocida como Camino Real, donde se encuentra Pomuch. Se trata de la llamada "Limpieza de Huesos". Algunos años después de fallecida la persona, cuando la mayoría de la carne se ha descompuesto y desaparecido, los familiares reciben el permiso para exhumar los cuerpos de su ser querido. Todos los huesos y, en caso de existir aun, el cuero cabelludo son tomados, lavados cuidadosamente mientras su familiar charla con ellos 6.- Vivir en una hacienda henequenera. A finales del siglo XVIII, Campeche era el distrito más rico en la península de Yucatán debido a su estatus comercial, naviero y agrícola. Gracias a la popularidad del henequén creció el número de haciendas que se dedicaban a su cultivo. Hoy la mayoría ha desaparecido, pero algunas de estas haciendas han sido convertidas en hoteles de lujo y otras están abiertas al público. Entre las más destacadas se encuentra la Hacienda Uayamón, un asentamiento ganadero del siglo XVI que llegó a su apogeo a fines del siglo XVII, cuando su actividad se orientó hacia la caña de azúcar y el henequén. Hoy en día, la casa principal se ha convertido en un gran hotel. Se encuentra tan solo 27 kilómetros al noreste de la ciudad de Campeche. Por su parte, la hacienda de San Luis Carpizo, ubicada a ocho kilómetros de la ciudad de Campeche, está bellamente restaurada. En la actualidad es la sede de la Infantería de Marina del Estado. Ubicada a 63 kilómetros de Campeche, la Hacienda Blanca Flor fue el escenario de algunas violentas rebeliones durante la Revolución Mexicana (1910-1917), y actualmente funciona como un hotel bajo el mismo nombre. 7.- Admirar la pirámide más grande de la península. En Campeche se encuentran algunas de las ruinas menos exploradas y fascinantes del país: Calakmul. Posiblemente la ciudad más grande en el esplendor de la cultura maya, Calakmul rivalizaba con Tikal, en Guatemala, por tener la hegemonía de la región. Llegar a las ruinas es una aventura en sí misma: rodeadas por la selva yucateca, que cubre casi el 15% del estado de Campeche, los restos están habitados por tucanes, loros, monos aulladores y, en ocasiones, algunos jaguares. Calakmul fue, en su día, el hogar de 50.000 personas, y está construida en torno a la pirámide más grande de la península de Yucatán. Con solo una pequeña fracción de sus 100 kilómetros cuadrados accesible, las ruinas están en perpetuo estado de restauración. Los trabajos de limpieza revelan sorpresas como los murales de Chiik Naab, descubiertos en 2004, que muestran escenas nunca vistas antes de la vida diaria maya. Hay 16 zonas arqueológicas mayas en Campeche, con cuatro estilos de arquitectura que son de gran relevancia histórica 8.- Disfrutar su naturaleza exuberante. Campeche es un estado verde, con más del 40% del territorio bajo protección ambiental. Hay que destacar la Reserva de la Biósfera Los Petenes, que forma un corredor de humedales costeros, con manglares rojos, blancos y negros que forman un ecosistema de gran valor por su diversidad de flora y fauna. Aquí crecen árboles como el chechén, la caoba, la higuera, la palma chit y al menos 400 especies vegetales más, muchas de ellas endémicas. De su variada fauna destacan el flamenco rosado, el pelícano, el cocodrilo de río, el caimán, la garza, el ibis blanco, el pato de alas blancas, el loro yucateco, el cigüeñón, los gavilanes, el mono aullador, el oso hormiguero, el tlacuache cuatro ojos y el manatí. Para los aficionados a la pesca, éste es uno de los mejores lugares para practicarla por la riqueza, volumen y variedad de piezas que se pueden encontrar. Además de los tesoros naturales, esta área conserva también verdaderas joyas arqueológicas mayas como Jaina, Kankí, Xcalumkín, Santa Rosa Xtampak y Dzibilnocac. 9.- Tumbarse en las blancas arenas. Una serie de bellas, cálidas y apacibles playas se encuentran tanto en Ciudad del Carmen, en la isla del mismo nombre, como a lo largo de la costa del Golfo de México. Media docena de ellas son famosas y accesibles junto al área urbana de Ciudad del Carmen como Playa Caracol y Playa Manigua. Son playas de oleaje muy suave, de modo que resultan ideales para ir con niños. Entre ambas hay un área natural con densos manglares y abundantes pájaros. Del otro lado de la ciudad, frente al Golfo de México está Playa Norte, más ancha, tiene un poco más de oleaje y es más concurrida. Las playas de arena fina y aguas de encantadores tonos azul y verde continúan por los casi 40 km. de la costa norte de la isla. Un tramo famoso está a 16.5 km. al noreste de Ciudad del Carmen. Se trata de Playa Bahamitas: larga, ancha, de fina arena (aunque con conchas, almejas y estrellas de mar) y bañada por aguas cristalinas. Con todas estas playas es increíble que normalmente se asocie el nombre de Ciudad del Carmen con la industria petrolera, la pesca del camarón o los piratas ingleses y no con el paraíso. 10.- Degustar los sabores de otros tiempos. Abundante en recursos de la tierra y el mar, Campeche se distingue por una gastronomía que conserva secretos prehispánicos, como hierbas y frutos, y los enlaza sabiamente con productos traídos desde el Viejo Mundo, como la carne de cerdo y sus derivados. De la mesa campechana destacan los panuchos, las empanadas, tamales y tacos de cazón. También se prepara un delicioso pámpano en escabeche y el chile x’catic, relleno de cazón y capeado. Rey de la gastronomía campechana es el camarón, que se prepara con coco, al natural, en paté, en coctel y en algunos platillos calientes. El papaché, de exótico sabor, se cría en los manglares. Una de las recetas más tradicionales de Campeche es el frijol con puerco, aunque se preparan otros guisos con este animal: desde las ricas trancas de lechón (tortas de carne maciza), hasta la tradicional cochinita pibil y el jamón claveteado. El pavo se cocina en escabeche, se sirve en salbutes, tortas, tacos, empanadas y consomé. También se consume la carne de venado, armadillo y caimán.
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