Los independentistas se enfrentan a las fracturas provocadas por la investidura

CUP: mantener a su electorado fiel

Seguramente, los anticapistalistas nunca pensaron en resultardeterminantes para el futuro deCataluña, al menos en la medida en que los colocó los resultados del 27-S. Fuentes cuperasreconocen la presión de estos últimos meses, y asumen también que la formación no es la misma ahora que entonces. Acostumbrados a no mostrar en público sus divisiones, el concepto de bloque con el que los antisistema acostumbran a visibilizar sus posiciones fue saltando por los aires a medida que el reloj abocaba a unos nuevos comicios. Las últimas votaciones evidenciaron la ruptura total, y acabaron en la renuncia del número uno, Antonio Baños, “incapaz de defender lo acordado” por sus bases.
La CUP ha tratado de poner parches a la división, aunque la presión desde sus distintos sectores ha sido intensa. Endavant y Poble Lliure,dos sectores del partido anticapitalista, han encabezado las opciones enfrentadas. “Sólo apartando a Mas de la presidencia de la Generalitat será posible avanzar en la ruptura con el Estado”, sostenían los primeros.

“No favorecer la ruptura independentista representa ponerse al lado de España”, decían los segundos. La organización se divide entrequienes consideran que las cesiones de Junts eran suficientes para poner en marcha ese gobierno de ruptura, y quienes piden la cabeza del 'president', paradigma de los recortes y la corrupción sostienen.
Sobre la convocatoria anticipada de elecciones surgen los pros y contras. La CUP confía en que su electorado, muy fiel, se mantenga casi intacto en la nueva cita con las urnas. Incluso en que se les premie el haberse mantenido fiel al compromiso planteado en campaña de no facilitarle las cosas a Mas. No obstante, la mayor parte de la militancia admite que hubiese sido mejor no llegar a este escenario.

Consideran que el haber evidenciado la fractura del independentismo puede afectar de forma irremediable al procés, y que opciones como Ciutadans o En Comú Podem (o las siglas que en su momento se decidan para la apuesta de Podemos) saldrán fortalecidas. Parte de los cuperos intenta una aproximación a esta última, que condicionaría no obstante cualquier acuerdo a la renuncia de una ruptura unilateral con el Estado, según fuentes consultadas por este periódico.

CDC: refundar el partido como opción de centro

El partido del president no ha sido ajeno al desgaste, extendido al propio Govern. La aprobación de la declaración secesionista, pactada entre CUP y la Junts, sólo sirvió para incentivar las tensiones. Extremo negado públicamente por sus protagonistas, las reuniones de la ejecutiva eran de facto un auténtico polvorín con algunos de los consellers más fuertes enfrentados al propio Mas y disgustados con los términos de un texto que propone abiertamente la desobediencia al Estado, sin ninguna garantía de investidura. Una de esas reuniones acabó con un desafío del líder convergente: “¿Qué me estáis pidiendo, elecciones?”, les espetó.
En un amplio sector de Convergència las negociaciones entre Junts y los anticapistalistas han dejado un evidente poso de malestar: afean al president las cesiones en balde a un partido que busca la ruptura. En uno de sus últimos ofrecimientos, ya a la desesperada, la lista ofreció un catálogo de medidas con las que, en buena parte, asumen los planteamientos de los antisistema.Entre ellos, la dación en pago o un salario mínimo interprofesional, fijado en 1.000 euros. Todo, consideran, sin que por parte de la CUP se haya producido ningún gesto para desatascar el gobierno y que se haya cedido incluso a sus principios. No faltan quienes han reprochado al propio Mas que, incluso, haya accedido a cualquier negociación con esta formación y que no haya sido capaz de llevar la batuta.
El president pareció recoger ese testigo por primera vez este martes, cuando, en su primera rueda de prensa para valorar el 'no' de la CUP, justificó en una cuestión de “dignidad” que por parte de Junts no se hagan nuevos ofrecimientos. Mas ahondó no obstante en las ambigüedades. “La presidencia no es una subasta de pescado”, llegó a decir, quitando peso a tres meses de negociaciones infructuosas.
El proceso ha desembocado en una evidente fractura para CDC que ha de plantearse además su estrategia de cara a unos previsibles comicios. Con la posibilidad de reeditar la coalición con ERC en el aire, los convergentes rechazan hoy por hoy que estén pensando en prescindir de las siglas en caso de tener que concurrir por separado. “Nosotros el nombre de Convergència lo queremos visibilizar ahora y siempre”, zanjó este viernes el coordinador general, Josep Rull. Para las generales, el partido optó en cambio por disolverse en Democràcia i Llibertad, una apuesta liderada por el exconseller Francesc Homs y que visibilizó el preocupante estado de la formación: sacó ocho escaños, ocho menos que en 2011 cuando concurrió como CiU junto a Unió. Incluso uno menos que ERC.
El partido habrá de abordar su futuro en el próximo congreso, aún sin fecha concreta, y en el que apuestan por la refundación en una gran formación “de centro”.
El coordinador general de CDC, Josep Rull, ha explicado este lunes que se disolverán en su próximo congreso -que no tiene fecha concreta- para impulsar la creación de "un gran partido de centro" que atraiga a liberales, socialdemócratas y socialcristianos, y que etnga como fin la independencia. El papel de Mas en ese nuevo partido está aún por definir.

ERC: desligarse de Mas y aspirar a sus mejores resultados

Los republicados aceptaron ya a regañadientes la propuesta-exigencia de una lista única-Mas advirtió con no convocar nuevas elecciones-y también sale golpeada de las negociaciones. Parte de los republicanos no entienden el apoyo-por acción u omisión-que Junqueras ha venido mostrando a Mas. ¿ERC le apoya como candidato? Es la pregunta que el dirigente tuvo que escuchar en varias ocasiones en su primera comparecencia tras conocerse el veto de la CUP. Junqueras exploró de nuevo la ambigüedad y aseguró mantenerse fiel “al compromiso” firmado con CDC en el acuerdo de Junts pel Sí. Ni una sola vez pronunció en cambio el nombre del 'president'.

Esa ambigüedad, sin duda calculada, ha sido la estrategia dominante en ERC. Junqueras ha mantenido en este tiempo un perfil bajo, sin pronunciamientos públicos incluso en aquellos momentos más delicados para su lista tras las sucesivas negativas de la CUP.

La táctica obedece a un calculado interés por mantener intactas sus aspiraciones. Según las encuestas, ERC saldría reforzada en las nuevas elecciones.En las generales, ya logró los mejores resultados de su historia, nueve diputados.

Seguramente los republicanos son, no obstante, los que menos golpeados salen del proceso. La posibilidad de reeditar Junts pel Sí suscita cada vez mayores rechazos- se admitió publicamente que la confluencia no había logrado los resultados esperados- y los últimos pasos de Junqueras dan alas a quienes ven una estrategia oculta para llevar al fracaso la investidura y obligar a unas nuevas elecciones.

El dirigente republicano rechazó estos días el ofrecimiento insólito de Mas de cambiar el Govern en funciones a partir del lunes para incorporar a ERC y visibilizar la unión en Junts pel Sí. ERC la rechazó de inmediato.

Fuente: lainformacion.com - Luz Sela – 09 de enero de 2016.