Budín de Mandarina

Vamos a necesitar una budinera bien grande o dos medianas, porque salen dos budines del tamaño de un plato playo en su base. Hablo de las budineras redondas, profundas y con un tubo en el medio, no las savarín porque son petizas y más del tipo de anillo. Si gustan hacerlo en las tipo budín inglés, pueden hacerlo también, lo dejo a vuestro criterio. Este molde, debe estar bien enmantecado y enharinado. El horno debe estar a fuego medio y sabremos cuando está listo porque se dora en su superficie y al introducir un palillo o cuchillo debe salir seco y limpio, como en la mayoría de las tortas, pasteles y budines.
Necesitaremos mandarinas, claro, harina leudante, azúcar, aceite de maíz o girasol, esencia de vainilla y huevos.
Las mandarinas las debemos procesar bien lavadas con sus cáscaras, sin miedo, ya que eso es lo que le da un gustito muy especial a este budín.

Ingredientes: la taza a la que hago mención es de unos 200 a 250 cc.

2 mandarinas medianitas
2 tazas de azúcar,
2 huevos
1 cucharada sopera de esencia de vainilla
1 taza de aceite de girasol o maiz
3 tazas de harina leudante
azúcar impalpable a gusto

Preparación:
Cortamos las mandarinas al medio y luego en cuartos, retiramos las semillas y hollejos gruesos. Las procesamos hasta que queden bien trituradas, casi líquidas. Colocamos en un bol dos huevos y batimos bien. Incorporamos las mandarinas. Agregamos el azúcar y mezclamos bien los ingredientes, luego agregamos la esencia de vainilla y el aceite. Mezclamos. De a poco vamos incorporando la harina, batiendo despacio.
Una vez que está bien incorporada a la preparación, batimos toda la mezcla por espacio de 2 a 3 minutos con batidora eléctrica o 4 a 5 minutos a mano.
Colocamos todo en el molde (o en dos, si prefieren) y lo llevamos a horno moderado unos 40 minutos, dependiendo del horno. Una vez que verificamos su punto justo, retiramos y dejamos enfriar sin desmoldar aún. Ya estando tibio, pasamos un cuchillo por los bordes y desmoldamos.
Espolvoreamos con azúcar impalpable puesta en un colador fino para poder esparcirlo mejor.
Dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Este budín se conserva muy bien dentro de un hermético plástico o cubierto con una campana, fuera del refrigerador, por unos cuatro o cinco días mínimo.
¡Glup!