El problema no es nuevo. Ya de antes de iniciar la Liga BBVA, el futbolista tuvo intercambios de opinión nada amistosos con altos miembros de la dirigencia y el cuerpo técnico, que estuvieron al borde de ocasionar su fichaje a otro club, y en esta oportunidad, el motivo surgió de algo tan simple como un partidillo entre quienes fueron suplentes en el clásico que los rojiblancos perdieron 0-2 ante la Real Sociedad, y la filial del equipo.
Bielsa detuvo el juego y delante de todos, dio ostensibles instrucciones a Llorente, quien se limitó a encogerse de hombros, hasta que el argentino le indicó con el brazo el camino de los vestuarios.
Molesto, Llorente no solo se marchó del campo sino de las instalaciones deportivas, mostrando nuevamente su disconformidad con Bielsa.
Llorente, de destacada participación el las últimas temporadas con el equipo, volvió a ser suplente en el clásico vasco y ya ha confirmado que al acabar el contrato en el verano, no va a renovar su vinculación.