Los iconos expuestos datan del siglo XV al XIX y provienen de la iglesia posto-bizantina, de los países balcánicos, eslavos, Rusia y del área veneciana y del vecino Oriente. Muchos de ellos entraron en las colecciones papales a través de donaciones particulares de visitantes, que los pontífices hicieron llegar a los museos vaticanos para la contemplación de los fieles.
Recordemos que las escuelas griega, rusa, búlgara y siriaca con las mejores en el arte del icono, si bien la libanesa también tiene su interés, en su base dibujística notoria y en su acercamiento a occidente. El repertorio de santos orientales como Isaias, Tecla, Charbel, Rafca y otros son abundantes en los iconos libaneses.
El icono refleja el sentir de Oriente, más proclive a la bidimensionalidad de la imagen sagrada, frente a occidente que la ha incorporado también al arte de la tercera dimensión, uniéndolo de este modo a la estatuaria con gran fundamento en la cultura greco-romana. El icono suele ser más rígido en su valoración cromática, al reservar los mismos colores para los mismos conceptos: donado para el fondo del cielo, rojo al Pantocrator, azul y rosa para la Teotocos o Madre de Dios, etc.
Además de los numerosos iconos expuestos en el Vaticano, figura el iconostasio de Cefalonia, de principios del siglo XIX. Con una estructura de línea del XVIII. Propio de la religiosidad ortodoxa, con frecuencia lo asume la Iglesia católica de rito ortodoxo, que figura en el Líbano junto a otros ritos numerosos del catolicismo como el melquita, el maronita y otros.
El papa Benedicto XVI va a visitar Líbano el próximo mes de septiembre, país importante y clave del cristianismo en Oriente Medio, frente a Israel, donde el cristianismo apenas llega al dos por ciento debido al duro éxodo que la política de Israel impone de facto a los palestinos de creencias cristianas, como se ha denunciado recientemente en la TV americana, con intervención del propio embajador USA en Tel Aviv.
El icono es fundamentalmente devocional más que artístico en su objetivo. Busca despertar y facilitar la devoción del creyente, le ayuda a recoger los sentidos para elevar el espíritu a Dios, su Madre María o los santos. Las fiestas litúrgicas como la Pascua, Pentecostés o la Natividad se representan con frecuencias en los iconos expuestos.