En un pequeño pueblo francés llamado Lussas se lleva a cabo, desde hace veinte años, un festival de cine documental llamado Etats Généraux del documental. Los Etats Généraux eran asambleas excepcionales convocadas por el rey de Francia para tratar temas políticos, diplomáticos, económicos, con los representantes del pueblo. Los últimos états généraux fueron convocados en 1789 por Luis XVI para resolver una crisis financiera, luego éstos evolucionaron convirtiéndose en una Asamblea Nacional Constituyente que decidió redactar una constitución escrita, la que corresponde al origen de la Revolución Francesa.
Esta vez no escribiré sobre una película, ni sobre un director en particular, esta vez intentaré contarles un poco lo que fue mi experiencia en este 21° Etats généraux del cine documental de Lussas en el sudeste francés. Es difícil transcribir toda la información que recibí en esta última semana, no sólo en términos cinematográficos, sino que también en términos de experiencia y de emoción. Partiré contándoles un poco acerca del contexto en el cual se lleva a cabo este festival. Podríamos decir, para comenzar, que éste se sitúa en las antípodas de Cannes, aquí no hay lujo ni brillos, las “estrellas” son seres de carne y hueso a los que se puede acceder fácilmente, con los que se puede conversar en forma distendida junto a un vaso de rosé en las terrazas del centro. La mayoría de la gente que trabaja para llevar a cabo el festival son jóvenes voluntarios venidos de distintos puntos de Francia. El ambiente es veraniego, hace un calor infernal, por lo que se hace necesario hacer escapadas al río que queda a 10 minutos a pie del centro.
Eso con respecto al espíritu, ahora pasemos a la infraestructura. Lussas es un poblado de alrededor de ochocientos habitantes. Compuesto principalmente por dos calles perpendiculares, a un kilómetro del centro ya se pueden ver los viñedos y demás arboles frutales de los campos aledaños. A pesar de una cierta precariedad en términos de infraestructura dos salas permanentes y 3 salas “provisorias” permiten mostrar una variada y rica programación de películas seleccionadas especialmente para la ocasión. Así podemos ver una retrospectiva de películas de Peter Hutton en un establo convertido en sala de cine o un ciclo de cine rumano en un camión-sala, cuyo interior esta completamente climatizado y dispuesto como una moderna sala de cine con asientos rojos. Sin duda lo mejor del festival es esa atmósfera de relajo y de interés verdadero por el cine que lo caracteriza. Al final de cada sesión hay debates con los realizadores, y también redifusión de las películas. Incluso hay un espacio, la videoteca, donde pueden ser vistos los documentales que no fueron seleccionados para el festival. Los directores presentes en el festival pueden organizar una proyección especial de su película con público en una sala de la videoteca. También hay proyecciones al aire libre todos los días y proyecciones itinerantes en “casa del habitante”.
Además de las proyecciones y ciclos, Lussas propone dos seminarios realizados por especialistas y realizadores, este año los temas tratados fueron “Fotografía y documental” y “Actualidad política del documental”. Un espacio de encuentro para los profesionales del cine permite poner en contacto a realizadores, productores y otros organismos de difusión en un ambiente de trabajo solidario, necesario para este rubro tan poco lucrativo. En los debates se respira eso que los franceses llaman el engagement y cuya traducción al español podría ser compromiso, pero que tiene la sutileza de evocar una actitud de reacción frente a la realidad, una cierta inquietud acompañada de una acción.
La diversidad de películas “comprometidas” presentadas en el festival dan cuenta de una mirada particular y de una posición política y critica frente al documental : un ciclo de cine africano, otro de cine europeo (en especial de Europa del Este Rumania, Polonia), cine asiático, y algo de cine latinoamericano, bastante escaso este año, hay que decirlo y un espacio para una “mirada incierta” (juego de palabras que hace alusión a la sección del Festival de Cannes llamada “una cierta mirada”) entre otros. Y hablamos de compromiso no solo en términos políticos sino que también en términos estéticos. Desde películas de corte socio-político, “militantes”, hasta películas más experimentales, con una búsqueda más centrada en el aspecto plástico conforman el espectro rico en matices de este festival no competitivo. Algunas creaciones presentan una forma mas clásica, otras mas osada, todas coinciden en el afán por escapar del cliché y/o de representar una cierta resistencia frente a las condiciones socio-políticas y económicas adversas en los diferentes puntos del globo.
La realidad de la imagen y el desequilibrio de la miradaUna crítica recurrente hecha a este género, lo acusa de no constituir un espejo fidedigno de la realidad. Pero, un equilibrio que no existe en la realidad, porqué exigirlo en el documental? En primer lugar el documental no da cuenta de la realidad, él consiste en una creación de un individuo, de un grupo de individuos. Partiendo de esta premisa, podríamos decir que en lugar de ser un espejo éste es un caleidoscopio, que requiere del movimiento constante del espectador para tomar forma. Las imágenes vistas en Lussas, que circulan aun frescas por mi cabeza, corresponden a los diversos imaginarios de una multitud de directores venidos de distintos países, distintos climas, distintos regímenes políticos, distintas creencias, distintos gustos, distintos sabores, distintos olores, distintos paisajes, distinta luz.
Tal vez el mayor interés del documental sea justamente esta posibilidad, de comprender, de aprehender mas bien, las diferencias posibles, el valor de la diferencia y también la magia del encuentro mas allá de las fronteras. Porque mirar la realidad es siempre mirarse, hacer un autorretrato a partir de la alteridad. Esta proyección es compleja y reviste unos contornos por decir lo menos ambiguos. Sin embargo, la mirada de la realidad más cercana a través del distanciamiento de la cámara parece dar los resultados mas sorprendentes. Cuando escrutamos con lupa nuestro hogar, nuestro vecino mas próximo, lo conocido nos parece exótico y aquello que Freud llama “lo siniestro” nos obliga a agudizar el ojo, desechando el prejuicio. El detalle se vuelve entonces político.
Algunas películas que llamaron mi atención fueron, los cortometrajes “silenciosos” en blanco y negro del realizador estadounidense Peter Hutton, Imágenes de música asiática (1974), Landscape (of Manon) (1987), Sinfonía de Lodz (1993). Bulbul el pájaro de las ciudades (2008) realizado por Mohammad Reza Hossaini quien fuera en su infancia también uno de estos pájaros, sobre los niños que limpian autos en las calles de Kabul. El combativo Boul fallé, la vía de la lucha (2009) de la joven realizadora Rama Thiaw, retrato de la juventud senegalesa a partir de la práctica de la lucha tradicional en el barrio periférico de Pikine. Los documentales sobre la Polonia comunista de Marcel Lozinski : Happy end (1973), Colisión frontal (1975) y Prueba de micrófono (1980). Petición, la corte de los querellantes (2009) un testimonio de la injusticia en la China actual, a través de un seguimiento de los “querellantes” venidos a Pekín desde los distintos puntos del país para exigir una justicia que nunca llega, realizado en el transcurso de los últimos trece anos por Zhao Liang. Busca siempre (2008) de Mathias Théry y Etienne Chaillou, un viaje singular al cotidiano, a los sueños de 4 físicos y a su laboratorio.
Finalmente dos películas que me sorprendieron especialmente, la francesa Antes de que caigan los muros (2008) de Eve Duchemin, retrato áspero y directo de un joven rapero francés que resiste a la miseria a través de la escritura y de la música. O como un individuo marginado por la sociedad reivindica una dignidad inquebrantable en medio de esta “otra” pobreza, que no se ve, que no se muestra: la basura escondida bajo la alfombra de los países ricos. Y Material (2009) de Thomas Heise, odisea-collage documental sobre el inconsciente colectivo alemán a partir de material cinematográfico. Discursos, voces, gestos, texturas que remiten a la búsqueda desesperada de una sociedad por expresarse.
Para concluir debemos reiterar la critica de rigor a la falta de difusión de estas obras. En primer lugar quisiéramos acusar a la televisión, la que nos parece, debiera ser la principal vitrina del documental, ya que es uno de los medios de mayor difusión y de información de la cultura popular. Un par de horas de documental a la semana no les hará perder un porcentaje importante de sus ganancias y nos hará ganar millones, en cambio, en conciencia y espíritu critico. En segundo lugar quisiéramos dirigirnos a las salas de cine de autor para motivarlos a osar incluir una cartelera de documentales, a organizar sesiones seguidas de debates, festivales, a abrir su corazón a estas otras imágenes posibles, muchas de las cuales provienen de una urgencia profunda por elevar la voz de la resistencia.
Para mas información http://www.lussasdoc.com/ (sitio bilingüe del festival).
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