Especialmente el del Hotel Wellington, de la calle Velázquez en Madrid (si la bolsa sona), porque visualizar el manejo del ars cisoria, a Ricardo Sanz, es todo un espectáculo. Recientemente presencié una magistral faena en el Casino de Madrid - y di buena cuenta de las delicias que se me ofrecieron, fruto de ronqueo -despiece-, de un gigantesco atún de 200Kg, con la ayuda de Roncero y Juan Pablo Felipe.
Hoy me gustaría recomendarles la visita al restaurante japonés Txa – Tei, que acaba de instalarse en el nº 8 de la calle de General Pardiñas, en pleno Barrio de Salamanca madrileño. Estoy seguro de que no les va a defraudar.
En cocina oficia Hisato Mori, un joven cocinero nipón con nueve años de oficio en restaurantes japoneses (testigos de su bien hacer, son el estupendo Ginza y los del Grupo Niyama). H. Mori ha decidido establecerse por su cuenta, creando un estilo gastro propio, fiel a los fundamentos clásicos de la cocina japonesa, fusionándola con lo mejor de nuestro producto patrio; como lo es su Harumaki, fastuoso rollito primavera de ibérico. La sala la atiende, con exquisita atención oriental y eficiencia, la armoniosa Ikuyo Kimura.
Txa – Tei es un restaurante donde su leit motiv radica en la excelencia de la materia prima -que la exigencia del Chef garantiza de los proveedores -, y que prioriza la tipicidad de la gastronomía Kansai, (lugar del Oeste del país de Hisato Mori). Son muy buenos los variadísimos cortes de pescado, fundamento de la cocina nipona, y puro arte en sus manos; tanto da, sea en crudo, atemperados, o cocinados calientes. Las verduras las tomarán en su punto exacto de cocción, o en en filigranas crudites. ¡Qué decir de las carnes de presa de ibérico! Mimadas en prolongadas cocciones a baja temperatura, ¡son pura mantequilla!
Tomar, en Txa – Tei, los Sushi y Sashimi, los Nigiri, los Maki o Temaki es una buena decisión gastronómica. Pero, el toro (ventresca de atún ), es espectacular en cualquiera de sus preparaciones. O la especialidad de la casa, La tempura de carabinero, que no debe dejar de probar. (Les advierto, que este plato puede provocarles adicción).
La bodega es corta, pero tiene lo imprescindible. Dos espumosos formidables de mi total predilección: Imperial de Gramona, y Reserva de Familia de Juve y Camps. Ambos armonizan a la perfección con lo que ofrece Txa – Tei. Los demás, vinos tranquilos de los tres colores, a precios razonables, que gustan a una mayoría de público. Tienen vinos de la casa; y para los que quieran darse una alegría adicional, un Valvuena 5º año de Vega Sicilia. Entre las cervezas, destaca la estupenda japonesa Kirin. Destilados y licores, los de rigor, y el imprescindible sake, o el orujo japonés (Sho Chu). Me ha gustado comprobar que tengan Hibiki 12 años, uno de los afamados whiskies japoneses.
La decoración es sobria pero elegante. El mobiliario es funcional, y la bonita vajilla ha sido traída directamente de Japón.
No afectará a sus bolsillos la visita a Txa – Tei (Casa de Té). El establecimiento es un excelente restaurante -pese a su modesta apariencia-, que ofrece una extraordinaria materia prima, tratada con mimo por un experto cocinero, y servida de forma impecable en sala. Tienen un menú al medio día de lunes a viernes, por 15€, y un menú degustación de nueve platos y postre, por 38€. Sirven comida para llevar.