Y todo ello a costa del dinero del contribuyente, de los impuestos que sin excusa alguna deberían y tendrían que emplearse en fines más constructivos y nobles que los de procurar divertimento a base de la tortura y el asesinato de unos desdichados animales.
¿Crisis, quién dijo crisis? Se preguntan los políticos que calientan los sillones de la Diputación de Ávila. No parece importarles las deudas millonarias de los ayuntamientos que ellos representan ni que las encuestas consideren a la casta política como el tercer problema que afecta a España, ni que un movimiento auténticamente popular haya tomado las plazas de las ciudades para poner en evidencia que los intereses de la oligarquía, el caciquismo y la partitocracia son los verdaderos enemigos del progreso y de una vida digna para todos los españoles.
Ellos, todos ellos –PP, PSOE e IU- han dado el sí y no han puesto objeción alguna a la farsa sangrienta promovida por un presidente taurino, Agustín González, al que se la trae al pairo lo de sacar de las arcas pública el dinero de todos nosotros para ese teatrillo siniestro, degradante y cruel del 4 de junio. Y genuflexos ante el presidente de la Diputación –un coleccionista de cargos y sueldos al que sólo le falta presidir la plaza de toros-, los políticos del PP, del PSOE y de Izquierda Unida reparten por doquier y gratis total las entradas para el coso de la barbarie. Sin pudor alguno, se esmeran groseramente en untar a sus posibles votantes ante el cada vez más cercano horizonte de las elecciones generales.
Aún no he conocido ni a un solo asistente a las mal llamada corrida de la beneficencia que haya pagado de su bolsillo el importe de tan edificante espectáculo. Esto ocurre todavía en Ávila, ¡en 2011!, donde las casta política –desde los neandertales del PP a los fariseos progres de IU, pasando por los acobardados del PSOE- se parapeta tras una omertá de intereses inconfesables para perpetuarse en sus clásicas prebendas; aunque sea desde la ignominia.
Frente a ellos, el Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal (PACMA), los abulenses rebeldes a la aceptación de este tipo de manejos propios de la España negra, los que se indignan ante la vergüenza nacional y los que, en definitiva, demandan manos limpias en el uso de los impuestos, la abolición de la tauromaquia y un trato ético hacia todos los animales.
Si (
No(
