Como atrapado y sin salida

Fernando Lugo Méndez no acierta una. Ahora le tiene a sus ex aliados haciéndole una feroz manifestación por las calles de la antigua Asunción, obligándole a sacar a todos sus policías y militares a cubrir los sitios por donde podrían haber cosas que a lo mejor le quita más horas de sueño, porque de no dormir seguro que sea así.


Esta semana un diputado opositor presentó un pedido de juicio político en la Cámara de Diputados por, en resumen, incapacidad de gobernar, prestar una dependencia militar para reunión política y porque, en fin, tiene muchas mujeres.

Como la cosa ya se ponía excesivamente caliente, el lunes de esta semana, la señora embajadora de los Estados Unidos en Paraguay fue a decirle al señor Lugo que Washington le apoya, pero esta actitud solidaria no se escucho de sus amigos de la región como don Evo y el mismo Chávez que están en otras cosas mientras su par socialista paraguayo anda entre tiroteos de acusaciones y tomaduras de pelo.

En Asunción se lo tiene a Lugo, después de tantos escándalos de polleras en las que nuestro buen cura andaba metido, como a su tocayo Fernando de la Rua de la Argentina que no terminaba de dar motivos de risa mientras era presidente de Argentina, hasta que finalmente tuvo que mandarse a mudar porque el problema económico en el cual metió su inepto gobierno al pueblo argentino ya no era para reírse sino para manifestarse hasta que se marche de la Casa Rosada.


Peligrosamente a esto está llegando Fernando Lugo, quién al decir del secretario general del Palacio de López, no se sabe cuántos hijos en verdad tiene. Y como acaso no tenga tiempo para hacer gobierno sino atender a los bebés como, de hecho, debe ser el papel de un buen padre, los paraguayos piensan que sería mejor que se vaya del gobierno y que, de una vez por todas, este país empiece a funcionar de la mano de aquellos que entienden cómo moverlo. Sí, don Lugo esta atrapado y sin salida.