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Los vinos del Dao, los “borgoñonas de Portugal”
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Los vinos del Dao, los “borgoñonas de Portugal”

Los magníficos tintos de la región compiten en calidad con los afamados oportos

lunes 30 de enero de 2017, 01:40h

Por Jesús Caraballo – Miembro de FEPET

30ENE17 – MADRID.- El viajero que recorre el norte de Portugal, a menudo pasa de largo por la región de las Beiras, atraído por las cercanas Coímbra y su universidad y Oporto y sus afamados vinos. Y hace mal, porque se perderá un Portugal desconocido y hermoso. Su capital, Viseu, es además el epicentro de unos vinos bi milenarios, recogidos en las crónicas ya en el siglo XII, y que desde 1908 cuentan con el reconocimiento oficial al instituirse la Regiao Demarcada do Dao. Hablamos, claro, de los vinos del Dao, que se han ganado una bien merecida fama, sobre todo por sus tintos.

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En toda la región, entre el río Mondego y su afluente el Dao –al sur y al este de Viseu- hay cerca de 20.000 hectáreas plantadas de viñas, en aproximadamente 376.000 hectáreas de tierra. El entorno proporciona las condiciones idóneas para la producción de unos tintos aterciopelados, que se encuentran entre los más apreciados del país luso: viñedos abrigados en valles a una altitud de entre 200 y 900 metros, al oeste de la Serra da Estrela y enmarcados por los macizos montañosos de Caramulo y Buçaco, que evitan el exceso de lluvias que llegan de la costa Atlántica y los rigores del verano de tierra adentro. El terreno granítico contribuye a que los vinos retengan su acidez natural, consiguiendo que los vinos del Dao sean conocidos también como los “borgoñas de Portugal”, ya que no cargan, sino que son sutiles y delicados. La abundancia de cursos de agua, y en especial del Mondego y el Dao, contribuyen a la calidad de los vinos.

Mejorar esa calidad no fue tarea fácil. En la zona vitivinícola, el amante del vino no verá grandes extensiones de viñedos, sino que aquí ha predominado siempre el minifundismo. Los viñedos se esconden en claros en los bosques, en las laderas o en las cimas de los montes. Para combatir ese minifundismo y sumar fuerzas, el Gobierno luso impulsó, entre 1950 y 1990, el cooperativismo, pero es bien sabido que el cooperativismo ha sido raramente buen aliado de la calidad. A partir de 1990, con la incorporación de Portugal a la Unión Europea, se volvió a permitir a los pequeños elaboradores producir, embotellar y vender sus propios vinos.

Vinos para comer

Por tanto, se puede decir que en 1990 se inicia la historia moderna del Dao, que produce unos vinos calificados tradicionalmente como “vinos para comer” -¿es que los vinos no son para comer?-, en una época en que parece que los vinos sólo se hacen para catar. Pero como esto de las modas va por ciclos, parece que se recupera el gusto por vinos más fáciles de beber, menos pesados, más elegantes y equilibrados y con buena acidez.

Hoy en día, el Dao es una de las regiones vitivinícolas más afamadas del país. De hecho, se cree que en la aldea de Tourigo, nació la que muchos consideran la reina de las variedades tintas portuguesas: la Touriga Nacional. Además de los tintos, verdaderos reyes del Dao, son muy recomendables los blancos espumosos de la pequeña y aislada región de Lafoes, al noroeste de Viseu. Cualquiera de estos caldos será el digno acompañante de la rica gastronomía de la zona y hará las delicias de los amantes del buen yantar y mejor beber.

Denominación de origen

De controlar la calidad y establecer los cánones, se encarga la Comissao Vitivinícola Regional do Dao (CVRD), conocida como Sola do Dao, que ocupa el antiguo Palacio Episcopal (s. XVI) de Viseu. Ya el mismo Palacio Episcopal merece una visita. Allí nos explicarán con detalle la Historia de estos vinos, y nos proporcionarán información detallada sobre las varias decenas de bodegas de la zona, situadas en antiguas quintas y casas señoriales, en donde también se ofrecen visitas y catas de unos vinos que, a sus virtudes, añaden el ser muy asequibles.

Tierra de historia y vinos

Pero no sólo de vino vive el hombre. Viseu, que acoge a la Comissao Vitivinícola Regional do Dao, capital de las Beiras Altas, es tierra de vinos y de una acrisolada Historia: cuna del rey Dom Duarte y, según la tradición, posiblemente de Viriato, el líder lusitano rebelde al poder de Roma, que se cree nació en esta comarca. La visita a la Catedral –siglo XIII-; a la Igreja da Misericórdia; al Paço dos Trés Escaloes (Palacio de los Tres Escalones, originalmente Palacio Episcopal); a las murallas; a la “judiaria” o antigua judería; a las numerosas casas solariegas, muchas de ellas adornadas con hermosas ventanas manuelinas; a la popular calle Rua Direita, o a la céntrica Praça da República, conocida también como el Rossio, donde se yergue la Igreja dos Terceiros y su exuberante interior barroco es obligada.

Además, la región ofrece otros atractivos: para los amantes de la Naturaleza, la Serra da Estrela y sus encantadores pueblos de montaña y el Alto de Torre, el punto más alto de Portugal (1.993 metros).

Descanso de cuerpo y mente

Por su parte, la ciudad termal de Luso, que por sus magníficas aguas termales y balnearios algunos califican como el Baden Baden portugués, proporciona un merecido descanso. La vecina Mata Nacional do Buçaco, Parque Nacional, alberga el Convento de Santa Cruz, levantado por los carmelitos descalzos, en 1.620; junto con el bosque plantado por los frailes (700 hectáreas de flora, incluidas especies exóticas como cedros mexicanos, palmeras, secuoyas…-; así como el Palacio neo manuelino de Buçaco, concebido como Pabellón de Caza del Rey Carlos –se concluyó a principios del XX, apenas unos años antes de que se derribara la monarquía en Portugal- y que hoy se ha reconvertido en un hotel de lujo con mucho encanto.

Precisamente en Buçaco se libró, durante la Guerra de Independencia contra Napoleón, una batalla, entre las tropas aliadas anglo portuguesas comandadas por el Duque de Wellington, frente a las francesas del mariscal Masséna. El inglés se habría alojado la víspera de la batalla en el Convento de la Orden religiosa de los Carmelitas Descalzos. Los amantes de la Historia disfrutarán del Museo Militar en donde se explica ese episodio, así como un monumento conmemorativo de la batalla, erigido con motivo de su centenario, en 1.910.

Otras escalas interesantes son en la cercana ciudad universitaria de Coimbra; así como en Conimbriga, que acoge los restos romanos mejor conservados de Portugal.

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