En Ciudad del Este denuncia una feroz corrupción

Negros nubarrones se levantan en el horizonte del entorno presidencial paraguayo. Cuando todo hacia pensar que, por fin, la decencia sentaba sus reales en el gobierno, ahora se tiene con que el baile fue en el patio. Los hombres han cambiado pero las trampas son las mismas, imposibles de esconder, aun cuando tenia casi un cien por ciento de apoyo periodístico, capaz de perdonar las equivocaciones que pudieran cometer los leales.

En seis meses, Fernando Lugo tiene tantas equivocaciones como si siguieran los colorados, derrocados con los votos de la gente hartada de tanta corrupción. Lugo esta rodeado por la gente que lo puede sacar de juego.
La corrupción esta aquí, como si nada hubiera cambiado. Una mala noticia para los que tenían esperanza en la administración del ex obispo.

La Aduana sigue campante en manos de los funcionarios corruptos, la Policía, igual.
Ciudad del Este sigue siendo la doncella ultrajada pero que nadie quiere asumir las consecuencias del ultraje. Es que en la República del Paraguay no todos asumen la paternidad responsable.
La ciudad fronteriza sufre en silencio el acoso diario de los hombres de Fernando Lugo. Así, por ejemplo, los transportes son una oportuna razón para dejar mal parado al ex obispo. A cuentas de camiones, omnibuses, fletes, despachos, se suman causas para que Lugo reste credibilidad a su gestión.

Empresarios entrevistados por esta corresponsalía afirman, desilusionados, que la Dirección Nacional de Transporte (Dinatran) en Ciudad del Este no es sino una suerte de agencia para la recaudación de los hombres del presidente. En el Paraguay los negocios no se pueden hacer sin la bendición y la participación del primer anillo del Poder Ejecutivo. Lo que se pensaba había terminado no terminó y los empresarios de la capital del Alto Paraná se encuentran con esta dura realidad: la coima continúa campante como aquella famosa marca escocesa de Whisky.

Los empresarios de esta parte del Paraguay denuncian a un tal Porfirio Villalba Bachem, director regional de Dinatran en el Alto Paraná, como el ejecutivo recaudador para la corona en aquel departamento fronterizo.
De acuerdo a los datos suministrados por los altoparanaenses vinculados a los transportes todas las semanas, puntualmente, el referido tal Villalba Bachem suma y acomoda los fajos de billetes en un maletín negro los domingos a la noche parte con rumbo oeste, es decir hacia la capital, para ser entregado los días lunes, a primera hora, en un supermercado muy conocido de San Lorenzo, una ciudad situada a 15 kilómetros al sur de la capital paraguaya.

El dinero que viene en veloces automóviles conocidos solo por los que están en la rosca del nuevo poder, está a cargo de un tal Pablo Peralta, hombre de absoluta confianza de Villalba. Peralta entregaría el codiciado maletín semanal a un tal Juan Galeano, quien se encarga de arrimarlo a la corona, entendido como el director general de Dinatran, David Yinde, quien posteriormente entregaría al Secretario General de la Presidencia de la República, Miguel López Perito.

Aunque las fuentes consultadas en el sector privado de Ciudad del Este desconocen la cantidad exacta recaudada semanalmente, estiman que sería importante.
Por todo esto, Fernando Lugo no ha dado la respuesta a la ciudadanía paraguaya que comenzó a pasarle factura no solo a él sino a todo su entorno, tan corrupto como no esperaban los que le han votado.