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CARTA DESDE ALEMANIA

El consumo de carne está devorando la selva y al ser humano mismo

La selva amazónica del Brasil viene siendo sistemáticamente deforestada para la creación de campos de forraje para el ganado vacuno
La selva amazónica del Brasil viene siendo sistemáticamente deforestada para la creación de campos de forraje para el ganado vacuno
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
En una publicación alemana reciente se podía leer bajo este título que el 80% de la superficie talada de la selva amazónica se ocupa como campos de pastoreo para la crianza de vacunos, lo que constituye la causa principal de la destrucción de la selva. Un informe de Greenpeace establece que entre los años 2000 y 2007 en la región brasileña de la selva amazónica se talaron por año un promedio de 20.000 kilómetros cuadrados de bosques, lo que, visto en su totalidad, corresponde a una superficie superior a la de Grecia.
En la zona amazónica, 64 millones de cabezas de ganado, campan a sus anchas
En la zona amazónica, 64 millones de cabezas de ganado, campan a sus anchas
En Brasil se comercializa en la actualidad la mayor crianza de vacunos del mundo. Desde el año 2003 este país se ha convertido en el mayor exportador de carne vacuna del planeta. Desde el año 1990 al 2003 el número de reses vacunas de la zona amazónica brasileña ha tenido un aumento de 26,6 a 64 millones de cabezas de ganado, constatándose que el volumen de existencias de reses y la destrucción de la llamada selva lluviosa crecen de forma paralela. No hay que pensar mucho para darse cuenta que este desarrollo no es sino el resultado del sistema económico de la “libre empresa”, basado en la oferta y la demanda, ya que a pesar de las advertencias de muchos médicos, de numerosos estudios científicos y de la influencia que esto tiene en la vida humana, mucha gente no quiere desistir de este “alimento” �que incluso muchos médicos califican de indispensable para la vida humana, aunque la ciencia hace tiempo que ha demostrado lo contrario�, y sigue comiendo carne sin pensar en las consecuencias que esto tiene, aumentando así de forma desmesurada una demanda que exige entonces una mayor oferta.

Los países que más importan carne de vacuno del Brasil son los EE. UU., Inglaterra, Holanda, Italia y Alemania, aunque en varios casos es relativo el que sólo sea el pueblo inglés, holandés, italiano o alemán el que la consume, ya que las empresas de productos alimenticios que la distribuyen extienden sus actividades por toda Europa: Aldi, Lidl, Spar, Wal Mart y Kraft Foods son nombres que cualquier consumidor europeo conoce muy bien.

Cabe mencionar al margen de este proceso humano, al cual no se le puede calificar sino de autodestructivo, que junto al resultado que todo esto tiene para el clima �recordemos solamente que la ONU estableció ya hace años que el factor nocivo más importante para el cambio climático es el gas metano que se produce por la crianza de animales, incluso más que todos los coches que circulan�, las consecuencias sociales de la crianza de vacunos en la zona amazónica brasileña son realmente alarmantes. Allí se encuentra el contingente más grande de trabajadores esclavos de todo el Brasil. Ya sólo el año 2008 fueron liberados más de 3000 esclavos de las granjas ganaderas, proviniendo el 99% de ellos del territorio amazónico brasileño. Escuchar hablar de “esclavos económicos” en estos tiempos no es algo desacostumbrado, aunque no es ningún consuelo el que entretanto no sólo sea la carne la que esclavice a muchos habitantes pobres de un planeta tan rico como es la Tierra.

Como el ser humano posee la increíble capacidad de adaptarse a todo, o simplemente de esconder la cabeza entre las piernas bajo el lema “después de mí el diluvio”, tal vez para los que viven lejos del Brasil y piensan que esto no les incumbe, es interesante dar a conocer una noticia que apareció en los últimos días en la prensa, donde una organización británica que se dedica a prevenir del cáncer, recomienda a los padres que sus hijos deberían comer menos jamón y salami, ya que el consumo excesivo de estos alimentos incrementa las posibilidades de enfermar de este flagelo de la humanidad. Se dice que de acuerdo con varios estudios, las carnes procesadas, por ejemplo salchichas, beicon y otras, aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer de colon. Por lo menos unos 3,700 casos de este tipo podrían prevenirse al año si cada británico comiera 70 gramos menos de carne procesada a la semana, unas tres lonchas de beicon. También se recomienda limitar el consumo de carne roja y no superar los 500 gramos de carne cocinada a la semana. Se agrega además, que no sólo se deberían evitar los sándwiches de jamón y similares en las carteras de los pequeños escolares, sino también aperitivos de alto contenido en calorías y grasas saturadas, reemplazándolos por fruta y zumos sanos. Esta medida sin duda que también podría aplicarse a España y a Latinoamérica, donde el consumo de carne es una tradición más, que se cultiva aderezándola de las especias y condimentos más variados.

Se sabe que el cáncer no es el único posible resultado del consumo de carne, ya muchas otras enfermedades como la arteriosclerosis, tensión arterial, sobrepeso, gota, reuma y diabetes también lo son. Estudios científicos dignos de ser tomados en serio han comprobado que los vegetarianos adquieren con mucho menor frecuencia tales enfermedades, incluso que un estudio comparando la tasa de mortalidad entre vegetarianos y consumidores de carne, ha indicado claramente que en las personas que no consumen carne la mortalidad es un 20% menor, y en el caso de cáncer un 40% más baja.

Al margen de la conferencia sobre energía en Viena hace algunos meses, el presidente del Consejo del Clima de la ONU, el Premio Nobel Rajendra Pachauri, abogó por un cambio en nuestro sistema de vida, ya que sólo así se puede evitar el amenazante colapso del clima. Agregó que el cambio climático es mucho más terrible y peligroso que la crisis económica actual, que toda región de la Tierra está afectada y que si esto no cambia, tanto la estabilidad como la paz del mundo están en gran peligro. De forma especial advirtió que se debería comer menos carne, ya que su ciclo de producción es muy intenso: la carne que por ejemplo se produce en Brasil, se exporta a Europa, Japón o últimamente en enormes cantidades a China. Todo esto necesita grandes cantidades de frigoríficos, de tierra, de piensos, lo que tiene un efecto inmediato en el ser humano. Terminó diciendo: “Con un pequeño cambio en el estilo de vida, que no tiene que ser doloroso, se puede conseguir mucho”.

La verdad es que a pesar de estas benevolentes palabras de un personaje tan importante, que dejan entrever con cuántos miramientos se trata a la industria de la carne, los efectos del consumo de carne son mucho más graves de lo que se piensa. Ya no se trata sólo de un problema del clima o de la salud, sino que todo el circuito de vida del ser humano está afectado por ello: el aire, el agua, la tierra de cultivo, la economía, la distribución de la riqueza, etc. y las consecuencias que esto produce, como inundaciones, sequía, enfermedades, transformación del clima, contaminación atmosférica, del mar y del medio ambiente y muchas cosas más.

¿Qué tendrá que pasar para que la humanidad comprenda al fin que la solución está en las manos de cada uno, ya que los causantes de toda esta catástrofe somos los seres humanos? Tal vez si sólo nos atenemos a la advertencia de la ONG británica sobre la relación carne-niños-cáncer, tal vez más de un lector razone sobre lo que él mismo puede hacer para prevenir no sólo posibles enfermedades de sus propios hijos, sino contribuir con una nueva actitud de vida a que también la salud del planeta Tierra mejore.

Como somos parte del llamado occidente cristiano, una mayor responsabilidad frente a la vida en general la tienen todos aquellos que se hacen llamar precisamente cristianos, háyanse convertido voluntariamente en tales o por imposición ajena, cuando eran bebés y se les hizo miembros de una institución que recluta a sus fieles ya siendo niños, sin que éstos puedan decidir libremente. Jesús de Nazaret, el Jesucristo que dio nombre al cristianismo, amaba a los animales, amaba a la naturaleza y sobre todo a sus hermanos y hermanas humanos. Él también amaba a los niños, y advirtió que lo que se le hacía a la más pequeña de las criaturas se le estaba haciendo a él. Los cristianos de los primeros tiempos se esmeraban en imitar el ejemplo de Jesús, eran pacíficos y no comían carne. Sus seguidores en la actualidad, los cristianos originarios, continúan en la misma línea ética y moral del Nazareno, y siguen al Cristo que se manifiesta en esta época a través de la palabra profética. Quien tenga interés y el deseo de encontrar una alternativa para contrarrestar la situación que vive actualmente la Tierra, así como los aspectos que atañen su propia existencia, algunos de cuyos rasgos negativos se han descrito brevemente en este artículo, puede informarse en Internet en la página www.vida-universal.org o bien encontrar una amplia literatura que abarca todos los aspectos de la vida en www.editorial-la-palabra.com. Esta oferta es totalmente libre de ser aceptada o no, ya que así de libre es la verdadera enseñanza de Jesús, el Cristo, y en base a esta misma libertad se pone a disposición de toda persona que quiera mirar más allá de las barreras impuestas por le fe ciega y los dogmas humanos. Los numerosos programas de radio y televisión de los cristianos originarios, que se escuchan no sólo en todo el ámbito hispanohablante, demuestran que cada vez más personas encuentran de nuevo las raíces de la verdadera fe cristiana originaria de hechos, que está a favor de toda forma de vida, y deciden si quieren practicarla en su vida o no.
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