El libro, en edición bilingüe, comprende una primera parte con fragmentos de los diarios de la poeta portuguesa, comentados o explicados por Portela y una segunda, con los poemas. El ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha contribuido con una ayuda a la edición del volumen, que ilustra la fisonomía de la poeta con una bella fotografía en blanco y negro.
No es la primera vez que Tecla Portela aborda la figura literaria de Florbela Espanca (Villa Viçosa, Portugal, 1894 . Matosinhos, 1930) sobre la que ha dado incluso conferencias y algunos recitales poéticos. La lírica de esta autora es fundamentalmente amorosa, sentimiento al que consagró su energía y fuente inspiración. Su dominio poético se manifiesta en su singularidad para las imágenes y metáforas que hacen de su escritura un aporte brillante a la literatura.
Portela comenta su biografía, para centrar al lector en la imbricación de la vida y obra poética de Espanca.
Mi pena es un convento fantasmal. / Tiene claustro, y sombras, y arquerías/ donde la piedra en lápidas sombrías/ es un puro primero escultural, dice el primer cuarteto de un soneto que continua:
Las campanas redoblan agonías… / envueltas en un vértigo fatal… / y es todo un largo canto funeral / al batir de las horas y los días.
Los tercetos concluyen de esta manera:
Un convento es mi pena. Tengo lirios / de un color macerado de martirios / tan bellos que nunca nadie vio. / En el triste convento donde moro / noches y días rezo, grito y lloro / y nadie me oye… ni jamás me oyó…
Florbela Espanca se suicidó ingiriendo dos tubos de barbitúricos. Su sensibilidad quizás excesiva hasta la hiperestesia le llevó sin duda a esa decisión fatal el mismo día de su 36 cumpleaños. “Cinco días antes de su muerte había escrito la última línea: Y que no haya gestos nuevos ni palabras nuevas”, nos recuerda su biógrafa Tecla Portela.
La poeta portuguesa escribió cuatro libros: Livro de Mágoas, Soror Saudade, Charneca en flor y Reliquiae