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El norte de Francia, tierra cervecera

El norte de Francia, tierra cervecera

Por A. del Saja – Miembro de FEPET

lunes 09 de mayo de 2016, 01:38h

09MAY-16.- El norte de Francia, donde se encuentra Norte-Pas de Calais, con unos cuatro millones de habitantes, es unza zona muy industrializada, en la que la agricultura aún tiene una relativa, actividad que comparte con la minería del carbón, la ganadería y la pesca. Pero, curiosamente, se la conoce por su tradición cervecera. Allí dicen que las fábricas de cerveza son a Nord-Pas de Calais lo que los viñedos a la zona de Burdeos: una actividad económica tradicional que ha adquirido interés turístico.

Y por ello, los promotores turísticos locales están empeñados en atraer la visitante para mostrarle los secretos de fabricación de los cerveceros antes de saborear una buena cerveza in situ o en los muchos bares de la región. De ello se encarga L’Echappée Bière, la primera agencia de turismo de Francia dedicada a la cerveza y al patrimonio cervecero, que ofrece atractivos programas que incluyen visitas a fábricas, clases de cata y otras actividades, todas ellas relacionadas con el “oro líquido”. La cerveza es, al menos presumen de ello sus moradores, la generosidad y la hospitalidad de Nord-Pas de Calais.

La región Nord-Pas de Calais es, históricamente, una tierra cervecera, que a principios del siglo XX contaba con cerca de 2000 fábricas de cerveza. La mayoría de los municipios tenía su fábrica de cerveza y sus bares cerca. La situación geográfica, la riqueza de las aguas subterráneas y la presencia de las materias primas necesarias para fabricar cerveza (trigo, cebada, lúpulo), explican la magnitud de esta actividad económica tradicional.

Hoy existen alrededor de cuarenta fábricas de cerveza en Nord-Pas de Calais. Cerca de Lens, la fábrica Castelain es una de las más conocidas. Con su nuevo circuito de visitas por sus instalaciones el viajero tiene la oportunidad de descubrir las distintas fases de fabricación de su famosa Ch’ti y de otras cervezas de garde, esas típicas cervezas de fermentación de Nord-Pas de Calais, con un sabor intenso. En la terraza de la fábrica Au Baron, podrá degustar una Cuvée des Jonquilles a modo de acompañamiento de una deliciosa flamiche al queso Maroilles mientras sucumbe a los encantos del río y la campiña del Avesnois.

La región Norte-Paso de Calais es la cuarta más poblada de Francia, con unos 4 millones de habitantes, lo que representa el 7 por ciento de la población total de Francia. Durante mucho tiempo ha sido, económica y demográficamente, una de las más dinámicas del país. Está muy urbanizada, como lo demuestra que más del 80 por ciento de sus habitantes viven en urbes como Lille, Valenciennes, Lens, Liévin, Douai, Béthune y Dunkerque.

La industria textil es la más antigua. En Lille se produce el 90 por ciento del lino francés; y en Tourcoing y Roubaix el 80 por ciento de la lana.

Una vez en Norte-Pas de Calais no se puede dejar de visitar el museo del Louvre de Lens, ubicado junto a una antigua mina, que alberga parte de los fondos permanentes del Louvre de París. El museo, de cristal y de luz en un entorno verde, reúne las colecciones más prestigiosas del museo del Louvre de París. En los 120 metros de la Galerie du temps, se muestran 250 obras de Louvre expuestas en orden cronológico.

Otro punto de interés es el Centro Nacional del Mar, Nausicaá, situado en Boulogne-sur-Mer, junto a la playa, considerado como el mayor recinto europeo dedicado al conocimiento y a la sensibilización del entorno marino. Cuenta con 5.000 metros cuadrados de espacios expositivos, 35.000 animales marinos, de agua dulce y terrestres, 1.000 especies en 4,5 millones de litros de agua y más de 50 acuarios y grandes piscinas

Allí se puede observar a los tiburones, admirar todo tipo de peces de colores que se desplazan entre los arrecifes coralinos, conocer los leones marinos, sin olvidar los pingüinos de El Cabo, e, incluso, acariciar las rayas en la piscina táctil.

Boulogne-sur-Mer, que guarda el título de Ciudad de Arte y de Historia por su rico patrimonio, tiene la ciudad alta o ciudad vieja rodeada de poderosas murallas construidas a comienzos del siglo XIII por el conde de Boulogne sobre las bases de la muralla galorromana.

E, también, el primer puerto pesquero de Francia, con una gastronomía a base de pescado muy apreciada por los gastrónomos. Entre el puerto y la ciudad fortificada, el centro de la ciudad parcialmente peatonal permite realizar unos paseos agradables mientras se observan los comercios locales y los restaurantes de pescado. Especial animación registra, la mañana de los miércoles y los sábados, su mercado de la plaza Dalton donde se alza la iglesia Saint-Nicolas.

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