Condena ejemplar contra los crímenes de la dictadura argentina

El juez condena a cadena perpetua al general retirado Santiago Omar Riveros, acusado de secuestrar y torturar a un joven para que revelara el paradero de su padre, militante político. La sentencia también reparte penas de cárcel de entre ocho y 25 años para otros cuatro militares y un policía. El veredicto supone un símbolo de Justicia contra el área militar de Campo de Mayo, convertida en emblema de la represión dictatorial. El juicio representa el primero de unos 40 que se llevarán a cabo para esclarecer las responsabilidades del Campo donde fueron trasladadas en torno a medio millar de personas.

Los otros condenados son el jefe de Inteligencia de entonces, Fernando Werplatzen, a 25 años de prisión, el general Osvaldo García, a 18 años de cárcel; los oficiales Raúl Jarcich y César Fragni, a ocho años cada uno; y el comisario Alberto Aneto, a 14 años de privación de libertad.

Riveros no reconoció los hechos y se declaró inocente. Además, puso en duda que fuese procesado por "jueces de la democracia" y criticó el "concepto de crímenes de lesa humanidad", ya que entiende que ha sido importado de otros países.

La Cámara Federal, no obstante, ya consideró probado en 1985 que el joven Floreal Avellaneda fue asesinado al negarse a colaborar para revelar el paradero de su padre, militante político. La represión también secuestró y torturó con el mismo objetivo a la madre de Avellaneda, Iris Pereyra, que relató al comienzo del juicio cómo los militares irrumpieron en su vivienda y les tomaron como rehenes "en represalia" por la huída de su marido.

Las autoridades militares pusieron a la mujer a disposición del órgano ejecutivo y sobrevivió al cautiverio, pero su hijo apareció muerto un mes después del secuestro