Mladic llama "monstruosa mentira" cargos en su contra

"Sólo defendí a mi pueblo y a mi país", repetía Mladic una y otra vez. Antes había oído sin inmutarse las once acusaciones leídas por el juez, citó DPA.
"Ahora me estoy defendiendo a mí mismo", declaró.
Las acusaciones son "monstruosas", dijo luego y negó haber oído "nunca" de ellas. Las ideas del exjefe militar, admirado por su subordinados como estratega, permanecieron intactas durante los 16 años en los que estuvo prófugo.
Mladic sostenía que la guerra que libraba en Bosnia no era para conquistar nada, sino sólo para defender a su pueblo en un suelo sobre el que consideraba que tenía derechos.
Su posición no le impidió entonces conquistar, gracias a su mejor armamento, 70% del territorio en un abrir y cerrar de ojos, pese a que los serbios representaban sólo la tercera parte de la población de Bosnia.
Los hechos, considerados como "limpiezas étnicas" contra musulmanes y croatas y que incluían campos de internamiento para personas de ambos grupos étnicos, eran para Mladic un "medio legítimo" para alcanzar los "moralmente honorables" objetivos serbios.
Se trataba de conseguir más tierra para su pueblo. Y el exgeneral se veía a sí mismo como un "justiciero" para vengar todas las ignominias a las que los serbios habían sido sometidos en Bosnia durante siglos.
En Srebrenica, donde mandó asesinar en julio de 1995 a hasta 8.000 musulmanes, presentó lo ocurrido como la revancha por los "500 años bajo los turcos (el Imperio Otomano)". Su intención era pagar con la misma moneda los crímenes cometidos contra los serbios por los fascistas croatas durante la Segunda Guerra Mundial.
"El mundo entero sabe quién soy. Soy el general Ratko Mladic", dijo al final de su primera comparecencia.
Poniendo fin a años de ansiedad por verlo ante la justicia, varios familiares de las víctimas lo observaron en la corte.
"Hoy vine aquí para ver si sus ojos siguen sangrientos", dijo Munira Subasic, cuyo hijo de 18 años y su esposo murieron en Srebrenica.
"En 1995 le pedí que dejara ir a mi hijo. Me escuchó y prometió dejarlo ir. Confié en él en ese momento. 16 años después, todavía estoy buscando los huesos de mi hijo", agregó.
Se le imputan once cargos de genocidio, persecuciones, exterminaciones, asesinatos, deportaciones, actos inhumanos y secuestros y podría ser condenado a cadena perpetua.