El paro entre los extranjeros en Andalucía se dispara un 110% en un solo año

De acuerdo con los datos difundidos la pasada semana por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, al cierre de abril había en Andalucía un total de 56.157 extranjeros parados, 29.416 más que en el mismo mes del año pasado. Este colectivo aporta el 11,5 por ciento del total de nuevos parados.

En cifras absolutas, el mayor incremento se constata en el sector servicios, que ha pasado de 12.365 a 26.595 desempleados (+115 por ciento). En términos relativos, sin embargo, el mayor repunte se ha registrado en la construcción (+170 por ciento), que aporta 14.736 desempleados frente a los 5.454 de abril de 2008. Este sector concentra el 26,2 por ciento del total de desempleados foráneos, casi seis puntos más que hace un año.

A la luz de estos datos, los servicios (26.595) suman prácticamente tantos extranjeros parados como todos los sectores juntos en el mismo mes del pasado año (26.741). Los servicios representan el 47,35 por ciento del total. El desplome es generalizado en todos los sectores productivos. Así, la agricultura ha destruido 2.477 empleos (de 2.460 a 4.937 parados); la industria, 1.964 (de 1.024 a 2.988), y el colectivo sin empleo anterior ha crecido de 5.438 a 6.901 desempleados.

Por provincias, el incremento del paro osciló entre el 80,6 por ciento de Cádiz (de 2.375 a 4.291) y el 167 por ciento de Huelva (de 994 a 2.661). Si se toman datos absolutos, encabeza la subida Málaga, con 9.329 parados más. La provincia malagueña concentra el 34,5 por ciento de los desempleados andaluces en la comunidad, tres puntos menos que en abril de 2008.

Según los datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración, Andalucía concentraba a finales de abril el 11,2 por ciento de todos los parados extranjeros registrados en las oficinas de empleo a nivel nacional (500.017). Le superan Cataluña (105.906), Madrid (87.348) y la Comunidad Valenciana (71.856).

Málaga (19.369), por ejemplo, tiene prácticamente tantos parados extranjeros como todo Aragón (20.709) y supera a los de Castilla y León, que suma 18.057. Estos datos confirman a las claras la tendencia que la Federación Andalucía Acoge viene percibiendo desde mediados del pasado año debido al agravamiento de la crisis económica: reciben más demanda que ofertas de trabajo pueden ofrecer a inmigrantes.

Desplome de la construcción

En declaraciones a 'El País', la presidenta de Andalucía Acoge, Mamen Castellano, indicó que uno de los factores que explica el incremento del desempleo en este colectivo es el desplome de la construcción, cuyo 'boom' en los últimos años había incrementado la demanda de mano de obra extranjera.

Castellano señaló que también se han reducido las posibilidades de empleo en la agricultura, dado que muchos de los trabajadores nacionales de provincias de interior que se habían desplazado a la costa por la expansión del ladrillo "han regresado al campo". "En la última campaña de la aceituna ya se notó. Había más demanda de trabajo que trabajo", recordó.

Igualmente se ha resentido otro de los tradicionales nichos de mercado laboral para los extranjeros: el empleo doméstico. Muchas familias autóctonas han tenido que prescindir de estos trabajadores al perder también el empleo y tener que reducir su nivel de gastos.

De igual manera, el sector servicios, como ponen de manifiesto las estadísticas, ha sufrido un importe retroceso, afectando tanto a autóctonos como a extranjeros.

En este contexto, la presidenta de Andalucía Acoge señaló que la prioridad actual de la organización es tratar de detectar otros yacimientos de empleo que permitan facilitar la inserción laboral a este colectivo. Entre otros, citó trabajos relacionados con la reforma de interiores y la geriatría. Castellano negó que se hayan registrado en Andalucía episodios xenófobos por parte de población autóctona como consecuencia de la reducción de las posibilidades de empleo, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países europeos.

Junto a la drástica disminución de ofertas de trabajo, Andalucía Acoge ha denunciado también el incremento de la precariedad en las condiciones laborales. Éstas, según la organización, se mantendrán en el futuro incluso cuando la economía se recupere.