Las elecciones presidenciales chilenas y el invitado de piedra

En este caso, a la alianza de comunistas, socialistas descolgados y humanistas, quienes tal como se preveía, nombraron como su candidato a Sergio Arrate Mc Niven, ex ministro en los gobiernos de Frei y Lagos, en detrimento de Guillermo Teillier, -presidente del partido comunista- y de Alejandro Navarro, senador socialista quien ya había anunciado que sería Arrate, el nombrado en vez de él, por algún tipo de acuerdo entre los comunistas y Arrate.

El inesperado protagonista de todo este nuevo panorama es el diputado socialista -también descolgado-, Marco Enríquez-Ominami, hijo del difunto líder mirista, Miguel Enríquez quien murió en un enfrentamiento con la CNI de Pinochet en el año 1974, y de Manuela Gumucio hija de otro gran político chileno, Rafael Agustín Gumucio, fundador de la Falange que devendría en el Partido Demócrata Cristiano; este joven cineasta vive sus primeros años en el exilio en Francia, junto a su madre y a su padre adoptivo el senador socialista Carlos Ominami, ex ministro de economía del presidente Aylwin, cuyo apellido agregó al suyo en homenaje a quien lo crió desde pequeño y es pareja de su madre desde el exilio.

Está casado con una popular animadora de TV nacional, se muestra como una alternativa joven, de cambio, de rebeldía, es hijo de un icono revolucionario, cosas que todas juntas, son muy atractivas para la gente joven, hastiada ya de ver siempre las mismas caras cambiándose de un ministerio a otro o de un cargo a otro y que tiene además, tantos problemas juveniles no resueltos por la Concertación principalmente, en el terreno de la educación que se ha convertido en Chile, en un negocio muy rentable provocando muchos dramas en las familias de escasos recursos o de clase media imposibilitadas de solventar los aranceles universitarios o de los institutos de formación técnica.

Marco Enriquez-Ominami ha logrado entrar a la carrera presidencial con una base de apoyo de un 14%, según la última encuesta que ha dejado pasmados a todos, ya que surge como una alternativa a la que hay que considerar a pesar de la controversia que provoca y ha provocado su candidatura desde sus inicios, por haber sido siempre un diputado díscolo y muy rebelde que tuvo sus desencuentros con el ex presidente Lagos y también con Frei, por sus criticas hacia sus gobiernos.

De acuerdo a esta encuesta TNS-Time, la mejor opción la sigue liderándo Sebastián Piñera de la derechista Alianza Por Chile, con un 38% en tanto que el ex presidente Frei, marca sólo un 27%; el resto, se reparte entre Navarro con un 4%, Zaldívar -descolgado de la Democracia Cristiana-, con un 3% y el resto, se reparte entre los indecisos.

Si bien es cierto que el 14% de preferencias de Enríquez Ominami no es suficiente –de momento-, para desbancar a Frei de su posición como candidato oficial de la Concertación, lo cierto es que pone un toque de atención a la Concertación principalmente por las criticas que vienen desde sus propias filas y que ven en Enríquez-Ominami, la voz de los descontentos por la forma como se ha manejado el gobierno, sin oír lo que dicen y piden las bases

Todo esto tiene a la derecha y a su candidato Piñera, sacando cuentas alegres por esta división interna en el seno oficialista y con tantos senadores y diputados concertacionistas, lanzando sus propias candidaturas o, -cómo ha ocurrrio hace pocos días-, dando un sorprendente apoyo a candidatos de la oposición. Tal es el caso del senador Fernando Flores del PPD, y un par de diputados de esa colectividad que sin ningún rubor, se han pasado a las filas de la oposición apoyando a Piñera lo que les ha valido, fuertes críticas desde el oficialismo.

La vieja y la nueva escuela se enfrentan pero sabemos que al final, el hilo se corta siempre, por lo más delgado...