Esta tesis queda reforzada cuando eminentes periodistas, como Enric Juliana señalan que recibimos dos turistas por cada habitante. Un indicador de poco valor si no se pone en contexto. Lo importante no es cuantos turistas vienen sino cuantos están aquí y en ese caso, hay que contar tambien los turistas nacionales.
Si la estancia media de los turistas extranjeros es de una semana y dividimos 100 entre 52 el resultado nos indica que, un día cualquiera hay en España algo menos de dos millones de turistas. En realidad, como es lógico, en temporada alta hay de promedio unos dos millones y medio, es decir un turista por cada 20 residentes. El problema es la concentración en ciertos lugares que tambiÉn suelen ser los elegidos por el turismo nacional. Los 8 municipios turísticos de sol y playa de mayor tamaño atienden al 20% de las pernoctaciones.
Desde esta perspectiva es lo mismo que 100 millones estén una semana o que 50 millones estén dos semanas. El problema y su posible solución no es solo nacional sino también local y local tiene que ser parte de la solución como ya lo han entendido algunas autoridades municipales que están imponiendo limitaciones al número de turistas que pueden recibir en su espacio geográfico.
Cuando llegue el momento en el que cada turista marginal en vez de un beneficio aporte un problema, unos y otros tendrán que colaborar para limitar el exceso no deseado aumentando las tasas aeroportuarias, en contra de los intereses de Aena y subiendo los precios de los alojamientos, incluyendo los impuestos a las pernoctaciones. Si no toman las medidas adecuadas tendrán tiempo para recordar que el residente vota pero el turista no.