El verano se vive intensamente, con sus calles llenas de vida y color, festivales y celebraciones que reflejan la cultura y las tradiciones locales. Los turistas que eligen este destino pueden disfrutar de rutas de senderismo, paseos por la naturaleza, y visitas a monumentos históricos como la Iglesia de San José, un edificio de estilo mudéjar que data del siglo XVI.
En cuanto a la gastronomía, se destaca por sus productos frescos y comidas tradicionales que capturan la esencia de la cocina andaluza. La cercanía a la Sierra Nevada y la influencia del clima mediterráneo se reflejan en los ingredientes utilizados en las recetas locales, ofreciendo una experiencia culinaria auténtica y memorable.
Los menús son hechos con productos locales, con una marcada preferencia por las verduras frescas, legumbres, y carnes. En los calurosos meses de verano, las ensaladas frescas y ligeras se convierten en protagonistas. Comer en Abrucena es disfrutar de una de las comidas más emblemáticas: el gazpacho, una sopa fría hecha de tomates maduros, pimientos, pepinos, ajo, y pan, aliñada con aceite de oliva virgen extra y vinagre. Este plato no solo es refrescante, sino también muy nutritivo, ideal para combatir las altas temperaturas.
Otro plato típico es la porra antequerana, similar al gazpacho pero más espeso, que se sirve como una crema acompañada de jamón serrano y huevo duro. Las habas con jamón también son muy populares, un plato sencillo pero lleno de sabor, que resalta la calidad de los ingredientes locales. Para los amantes de las sopas, el ajoblanco es una opción exquisita; una sopa fría elaborada con almendras, pan, ajo, y aceite de oliva, servida tradicionalmente con uvas frescas.
La oferta incluye además una variedad de comidas a base de carne, como el cordero segureño y el conejo al ajillo, que son cocinados con hierbas aromáticas y acompañados de guarniciones como las patatas a lo pobre, un plato de patatas fritas con pimientos y cebolla, que es un auténtico deleite para el paladar. Las migas, hechas con pan duro y acompañadas de tropezones como chorizo, panceta y pimientos fritos, son otro plato que no puede faltar en la mesa.
El verano también es una época para disfrutar de los dulces y postres tradicionales. Las tortas de aceite, los roscos de vino y los pestiños son algunas de las delicias que se pueden degustar, elaboradas con recetas que han pasado de generación en generación, conservando así el auténtico sabor de la repostería casera andaluza.
Además la localidad ofrece una experiencia turística completa. Los visitantes pueden explorar sus calles empedradas, participar en las fiestas locales como la Feria de San José, y descubrir la hospitalidad de sus habitantes. Las excursiones a la Sierra Nevada permiten disfrutar de vistas panorámicas y la oportunidad de practicar deportes de montaña.
“Nuestros chefs altamente capacitados utilizan técnicas culinarias innovadoras para crear platos que satisfacen incluso a los paladares más exigentes.”, comentan en La Esquina.
En resumen, Abrucena es un destino que combina a la perfección la belleza natural con una propuesta de comida rica y diversa. Durante el verano, esta localidad andaluza se convierte en el lugar ideal para disfrutar de la buena comida y la tranquilidad de un entorno natural incomparable, haciendo que cada visita sea una experiencia única e inolvidable.
(CN-05)