De cómo a partir del siglo X comenzaron a afluir peregrinos desde diferentes rutas, al borde de las cuales se inició un amplio movimiento cultural y económico: albergues, iglesias, hospitales, mercados, ciudades, puentes, villas e inmensas catedrales todavía hoy, en su mayoría, de pie. Dejando un legado artístico excepcional. Navarra es la puerta de entrada del Camino de Santiago en España. Su privilegiada situación geográfica pronto hizo de ella una encrucijada de caminos que se cruzan de norte a sur y de este a oeste. El resultado, una tierra que recibe al peregrino con el legado imborrable de un patrimonio artístico y cultural forjado por la Ruta Jacobea. La conferencia que fue acompañada con la proyección de imágenes hizo un recorrido por las sendas Compostelanas por Navarra, desde sus inicios en San Jean Pied de Port (Francia) donde confluyen los caminos procedentes del Norte de Europa, pasando por Orreaga- Roncesvalles núcleo que exhala todo el sabor de la peregrinación jacobea, hasta tal punto que, después del propio Compostela, representa como ningún otro lo que el Camino de Santiago tiene de dimensión global y perdurable. Significativo enclave medieval del Camino, y principal hito de la más importante ruta de peregrinación hacia Compostela: el Camino Francés. Evocando el conjunto a través de Navarra, sugiriendo centros de interés y extractando lo esencial de las diferentes etapas, el toque peculiar que la singulariza y la hace diferente. Centrándose en el Camino francés, quizás el más principal, verdadera piedra angular de la ruta, sin olvidar los otros caminos navarros como el que llegaba por Sangüesa-Leyre, camino que ya había dejado su magia en Jaca y todo el norte del reino de Aragón, procedente de Somport, en los Pirineos y que atravesaba la Valdorba, un valle apacible salpicado de pequeñas joyas del románico. En 1985 Santiago de Compostela es declarada Patrimonio de la Humanidad y el Camino se califica como Primer Itinerario Cultural Europeo. El desarrollo del turismo y la curiosidad por emprender una ruta de orígenes medievales, conjuntamente con la fe, promueve un espectacular auge de peregrinaciones y gentes procedentes de múltiples países se dirigen a Santiago, la tradición marca que solo se puede hacer a pie, a caballo o en bicicleta, para obtener la Compostela, que acredita la peregrinación desde más de cien kilómetros de distancia de la tumba del apóstol.
Fotos Antonio Rendón Domínguez