Yo me creí que lo que más le asustaba era el “vacío de poder”, pero no era así; me decía que lo más terrible es que no lo consiguiera y que fuera la otra España la que se manifestara, esto es, lo que se llaman las izquierdas, porque mientras los que ahora se manifiestan, las llamadas derechas, tienen todos lo suficiente para comer; sus trabajos, sus estudios, su carreras, sus puestos de trabajo en la economía privada, los otros dependen del sustento que les brinda el presidente en funciones: las prebendas, las donaciones, los regalos y los cheques en blanco. ¿ Qué iba a ser de ellos si les llegase a faltar Pedro Sánchez que les suministra el condumio de cada día?, en ese caso se lanzarían a la calle sus seguidores que de él se alimentan y dependen; sus ministros, sus ministras que le jalean y le aplauden y que desean fervientemente que continúe en el poder, pues caso de no ser así los que se lanzarían a la calle serían los otros, la otra media España; y lucharían y se dejarían el pellejo por el sustento, por el mendrugo de pan, y esa lucha si es que es terrible y encarnizada, pues daría lugar de nuevo a un año 1936 y quién sabe si a otra guerra civil sangrienta como la que ya sufrimos.
Y esa es la paradoja a la que mi amigo se refería, y venía venir, y verdaderamente temía y le horrorizaba que Pedro Sánchez no llegara a ocupar el poder que detenta desde hace cuatro años.