Estas dos embarcaciones aparecieron inesperadamente en los radares de las fuerzas de seguridad, navegando a alta velocidad desde la costa de países vecinos. Cada una de estas lanchas transportaba dos tripulantes y una carga impresionante: dos toneladas de alcaloide, meticulosamente empacadas en 58 paquetes rectangulares. Se sospechaba que su destino final era alguna de las islas antillanas, lo que dio lugar a una operación de alto riesgo que contó con el apoyo de buques de la marina de los Estados Unidos. Una peligrosa realidad de tráfico de drogas que se dio en estas aguas.
Lo que siguió fue una persecución que se prolongó por más de 90 minutos, durante la cual los fugitivos arriesgaron sus vidas y las de los agentes de la ley al intentar escapar desesperadamente. Estos individuos contaban con una cantidad sustancial de combustible y avanzados dispositivos de comunicación, incluyendo sistemas GPS y telefonía satelital de cuarta generación, lo que les otorgó una ventaja significativa en su intento de evadir a las autoridades.
La sofisticación de estas embarcaciones dejó asombrados a todos los involucrados, ya que incluso estaban equipadas con un sistema de radiofrecuencia UHF – VHF. Esta complejidad operativa revela la magnitud del tráfico de drogas que estaba teniendo lugar en la región. Sin embargo, la valentía y la determinación de las comisiones navales encargadas de proteger las aguas de la región lograron detener y desactivar estas lanchas, lo que marcó un hito en la lucha contra el narcotráfico en este entorno marítimo.
(CN-04)
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