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Opinión: "En alguna mente"

“… Un feminismo alcoholizado…”

  • «No necesito que nadie me ayude a bajar del autobús»
  • Por Alicia Marisol Alvarado Noblecilla

martes 21 de marzo de 2023, 22:14h
21MAR23 – MADRID.- Regresaba a casa un sábado por la tarde, 18:00h aproximadamente, el cielo había sido pintado con colores extraterrestres, no tiene descripción, acapararía demasiadas líneas y no diría nada, como ahora.

El ambiente era muy bueno, la música en mis oídos hacía bastante pleno el momento, recordaba, imaginaba y añoraba todo, hasta que tuve que bajar del autobús. Se hizo una fila larga de personas que teníamos que hacerlo, delante de mí estaba una chica, muy guapa a mi parecer, tenía muchos aretes y bolsos, lo cual llamó bastante mi atención. Al momento de bajar, el señor que estaba delante de ella, al pisar tierra, como instinto, volteó y extendió su mano en dirección a la mademoiselle (lo hizo de una manera admirable, con una sonrisa en el rostro como diciendo: «no te preocupes, yo te ayudo; ese escalón es peligroso, casi me caigo al bajar, pero tranquila, yo te ayudo»)

A lo que ella, tan “elegantemente educada”, contestó: «No necesito que nadie me ayude a bajar del autobús»

¿Qué es lo que se está apoyando en la actualidad?

¿Es necesario pertenecer a un “ismo”?

Las mujeres, solo por ser “género femenino”, hemos sido víctimas de aberraciones en las cuales se ha pisoteado nuestra dignidad, derechos, pensamientos, ilusiones, deseos… la mujer, solo por ser mujer, ha sido castigada física y mentalmente. Era un objeto, no debía pensar ni debía hablar, eso no le correspondía. Le correspondía lavar, cocinar, no decir no a ningún requerimiento sexual… ¡Vamos! La mujer, desde tiempos lejanos, viene siendo aniquilada solo por ser mujer.

Me apenó más el hecho que en algunos lugares del mundo, lugares en nuestro país, familias en nuestro barrio y gente en nuestro corazón, siguen viviendo esas situaciones; todas con diferencias por el lugar en donde se reside, por ideologías o por simple cultura, pero siguen sometidas a seguir un régimen que no es el elegido.

Aún duele ser mujer.

Pero, menos; duele menos. Y no es ser machista el decir eso.

Conocemos el término, conocemos la historia, sin embargo estamos olvidando el avance y nos estamos hundiendo en la avalancha de “noticias” que los medios de comunicación nos “regalan”. Una confabulación. Eso nunca fue “Periodismo”, el Periodismo debía ser un tercer, cuarto o quinto poder, debía cuidar, debía luchar. No se trata solo de que te maquillen y leer pantallitas electrónicas en donde otro personaje, quizás con mucho menos paga que el que las lee, crea todo el contenido.

Son pocos los espacios en donde uno puede expresarse con libertad.

Las noticias que revolotean al mundo son la nueva canción de Shakira, las nuevas políticas coqueteando a prostitutas y los “feminicidos” al por mayor.

No es común referirse a un masculinicidio, según la RAE, se opta por denominar como “homicidio” a un crimen de varón, «… Los asesinatos de varones no suelen producirse por su simple condición de tales, de ahí que se designen con la voz general “homicidio”»

No vende; ahora un masculinicidio, no vende, por eso es que no suena, quizás cuando a algún político se le ocurra como promesa y argumento electoral pueda volverse tema principal, mientras tanto, el feminicidio es el discurso favorito de muchos, crean leyes burlescas, juran por otras, violadores libres, curas rezando, padres orando.

Caos. Caos total.

No me considero menos o más feminista por no usar sostén o amarrarme desnuda a una reja.

Hay pensamientos que están siendo tergiversados quizás por la inmadurez social.

Si un hombre se amarra sin calzoncillo a una puerta como manifestación, ¿está igual de visto que cuando lo hace una mujer? Si no uso sostén por “liberación femenina”, ¿debo dejar de usar calzón también? ¿Solo las prendas interiores están vinculadas al género?

¡¿Qué feminismo estamos apoyando?!

Muchos actos de atención han sido apabullados por vincularlos con “machismo”

Se perdió, para muchas generaciones, la magia de ayudar a bajar del autobús a alguien, abrirle la puerta del carro o de algún lugar al que va detrás, retirarle la silla para comenzar a cenar o dibujar un detalle con amor.

Se perdió. Ahora contestan: «No necesito que nadie me ayude a bajar del autobús»

Recuerdo la infinidad de veces que yo, siendo mujer, he brindado ayuda al bajar cualquier escalón…

Es probable que estemos viviendo un feminismo alcoholizado, algo borrachito, un feminismo que quiera vender más que salvar.

Lo que debemos encontrar es, y puedo equivocarme, un camino que nos lleve a la igualdad, sin ningún ismo de por medio. Solo IGUALDAD, sin identidad de género, profesión, nacionalidad, acento o color.

I g u a l d a d.

Debemos luchar y seguir luchando siempre por una vida justa, eso sí, pero no tergiversando, no haciendo un alboroto todo.

Se puede luchar cantando, escribiendo, con ropa si hace frío y con sostén.

Se pueden curar resacas.

No es ser machista o antifeminista el agradecer un brazo al bajar del autobús.

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