04ABR22.- Es increíble como el destino de tarde en tarde nos depara sorpresas. Habiendo dedicado toda una vida a la atención médica de mis pacientes, hoy he incursionado en una arista nueva.
En una de las instituciones en que me desempeño, fui consultado acerca de la posibilidad de atender acompañado por algunas alumnas en práctica de los últimos cursos de Enfermería, quienes hacen una estadía formativa en dicho centro de salud, enviadas por su universidad.
¿Yo hacer docencia? ¿A mi edad? Jajaja. En varias oportunidades a lo largo de mi profesión lo había desestimado cuando me lo habían ofrecido. ¿Y ahora por qué no? Me motivó el desafío. Sería una buena oportunidad de compartir mi amada actividad diaria, entregar mi experiencia clínica de 42 años y, al mismo tiempo tendría testigos directos de mi forma de hacer medicina.
Hoy les correspondió a dos alumnas, a quienes les agradezco su colaboración, Francesca y Camila. Fue una grata instancia. (Aunque las selfies quedaron pendientes…).