El Real Madrid ya fue famoso con jugadores como Navarro, Lesmes o Miguel Muñoz – luego entrenador -, pero la fama internacional se la dio Bernabéu desde su refugio de Santa Pola al fichar en terrible competencia con el Barcelona a don Alfredo Di Stefano, también apodado “la saeta rubia “, venía del “Millonarios” de Bogotá y antes del “River Plate” de Buenos Aires.
Con Di Stefano en sus filas – al cual tuve la ocasión de verle jugar personalmente durante muchos años en compañía mi padre y con mi hermano, en la fila sexta del Bernabéu, antiguo Chamartín, – en compañía de Ferenc Puskas y de Héctor Rial y el francés Raymond Kopa, algo increíble que jamás olvidaré – esa delantera valdría hoy en día más que la renta nacional de Suiza durante varios años – .
Pues bien, envejecido Di Stefano, la presidencia del Madrid no se durmió en los laureles y fichó a Cristiano Ronaldo, otro monstruo singular del fútbol, solo empañado en competencia por Leo Messi, jugador del Barcelona.
La epidemia global del Covid dejó los estadios vacíos de público, y los clubes solo se alimentaban financieramente de los ingresos de la televisión.
La situación ha sido critica durante cerca de dos años y el club “París Saint Germain”, astutamente, se ha aprovechado de la coyuntura para fichar a los más famosos y brillantes jugadores del planeta, entre ellos a Leo Messi del club Barcelona; pero fue el mismo Messi a su entrada en París y ante los medios informativos quien dijo: “el Real Madrid y el Barcelona volverán a ser grandes antes o después a pesar de que el Paris Saint Germain tenga en estos momentos la alineación más brillante del mundo, el mejor para cada uno de sus puestos”.
Pero Florentino no se ha dormido, y con una serie de ventas de jugadores y bajada de las fichas y de los sueldos de otros tantos jugadores, ha ahorrado para poder pujar por el delantero del club francés, ofreciendo 160 millones de euros (según el diario El País) o 180 millones (según el diario “El Mundo” y otros medios).
Resumen: Kylian Mbappé, el nuevo astro galo, quiere marcharse al equipo de las 19 Champions, pero la junta directiva del Paris Saint Germain no le deja, pide al menos lo que le costó en su día, y que fueron 220 millones.
Y ahí está el problema. El delantero de color llora por venir al Club de Concha Espina, el Madrid ofrece esos 180 millones pero el club parisino pide 220.
¿Vendrá el famoso delantero francés al club blanco o no lo hará?. Esa es la cuestión, como diría Hamlet el príncipe de Dinamarca del inefable Shakespeare.
No olvidemos que la masa pide ídolos, como en el Antiguo Testamento, y para lo que unos es una inmoralidad para otros, los más, es motivo de divertimento e irían al Bernabéu o pondrían la tele y pagarían su cuota solo por ver a Mbappé vestido de blanco.