Se trata de todo un reto para el cual, formarse es, una vez más, una de las mejores herramientas. Con ese objetivo nacen formaciones especializadas como el master gestión centros educativos, que pretende precisamente ofrecer las herramientas necesarias para la aplicación de nuevos estilos de dirección y gestión.
Cuando nos ponemos al frente de un centro educativo existen varios ejes sobre los que podemos trabajar para conseguir unos resultados óptimos y satisfactorios.
- El profesorado: parece obvio que tener en nuestra plantilla a un grupo de profesores y profesoras con un buen currículum será de gran ayuda para conseguir nuestro objetivo. No obstante, el concepto de buen currículum puede dar lugar a confusión, ya que no se trata exclusivamente de una buena experiencia o de los contenidos que imparten, sino también del modo en que estos son expuestos al alumnado. Tener un profesorado que sepa adaptarse a las particularidades de los alumnos y alumnas y cuyos métodos sean versátiles y no basados en un único método es clave. Hoy en día, está más que demostrado que cada persona tiene más facilidades para aprender de una cierta manera, por eso, un buen profesor será aquel que consiga que su materia llegue a todo el grupo que lo escucha.
- El alumnado: sin él, el centro educativo no existe. Además, es importante tener en cuenta un aspecto muy importante: la diversidad. Esto significa que cuanta más variedad de perfiles tengamos, más riqueza de conocimientos se va a generar en el aula, ya que saldrá temáticas y aspectos vitales que no se mostrarían si todos nuestros alumnos vienen de la misma realidad. No hay que olvidar que el centro educativo debe ser un reflejo de la sociedad real, no inventada. En este sentido, es esencial que se valore –como se intenta cada vez más desde distintos ámbitos- valorar el conocimiento que el propio alumnado trae consigo, de casa, sin a veces ser conscientes. Esto es una base fundamental a la que deberemos sacarle provecho.
- El equipo de gestión y dirección del centro: se trata de la cabeza pensante dentro del organigrama, por eso su papel es fundamental. De nada sirve que contemos con una buena materia prima de profesores o de alumnos si después no sabemos sacarle partido. Aunque este aspecto es algo novedoso, y hace años impensable en el sistema educativo, lo cierto es que hoy en día comienza a tener más presencia y surgen formaciones específicas para ponerlo en práctica. ¿Cómo? Para conseguirlo este tipo de formaciones echan mano de perspectivas científicas y sistemáticas, en las que los espacios participativos, así como competitivos y profesionales tienen cabida. Es importante que esta filosofía se ponga en práctica y, para ello, tiene que saber trasmitirse aula por aula. De este modo, conseguimos la didáctica y las teorías de la educación se fusionen con el aprendizaje directo, dinámico y recíproco.
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