“En el sombrero hay oficio, artesanía y arte” y “El sombrero enmarca la cara” dijo la ponente y recomendó el libro de Oscar Wilde Las artes y el artesano. El lujo del sombrero está tanto en el interior como en el exterior del mismo, añadió y mostró imágenes para corroborarlo. “El sombrero puede ser una joya de la noche y elegir un sombrero depende del volumen corporal. Nunca debe superar la anchura de los hombros”, afirmó.
Isabel Terroso Torres (Madrid) fue narrando su paso desde el ejercicio de la ingeniería en el mundo naval hasta su pequeño –hoy grande- taller de sombreros, que comercializa con el nombre de Balel en la calle Claudio Coello de Madrid, que provee a la firma Christian Dior, entre otras.
La ponente fue citando nombres del diseño de sombreros, dentro de la moda, como Ana de Pombo, que hizo los de Evita Perón en su viaje a España en los años 40 y a quienes lucieron con garbo los sombreros como Sonsoles Llanzol o Cayetana de Alba, además de Cocó Chanel, que lo simplificó para hacerlo más accesible a la mujer. “No hay moda sin sombrero”, llegó a decir Chanel. Audry Hepburn se mostró como la preferida de la diseñadora madrileña, a la hora de lucir sombreros.
La largura del vestido y la complicación de los sombreros aumentan en tiempos de prosperidad y se simplifican en tiempos de crisis, señaló Isabel Terroso, poniendo diversos ejemplos de ello. “El sombrero ha sido siempre motivo de elegancia, protocolo y cortesía”, dijo en otro momento y lamentó su desaparición en algunos campos, salvo en momentos de especial ceremonia.
Terroso habló también del sombrero masculino, de los míticos borsalino, bombín o panamá, así como de los distintos materiales empleados en sombrerería para adaptarlo bien a la cabeza.
La diseñadora ha creado el Club de Amigos de Balel, para todas aquellas personas que aman y defienden el sombrero. Hombres y mujeres.
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