El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presiona a los senadores republicanos para que no se rindan ante el fracaso del viernes y voten otro proyecto de ley sanitaria en las dos semanas que quedan antes de su receso estival.
ACCDurante todo el fin de semana, ha bombardeado a los legisladores de su partido con mensajes de Twitter en los que ha llegado incluso a amenazarles con cortar los subsidios federales de los que se benefician ellos mismos bajo la ley actual, señaló Efe.
Trump, un presidente obsesionado con la idea de ganar, busca con ansia un triunfo que blandir ante su electorado y un titular favorable que desbanque a los centenares de artículos sobre las batallas internas de su Casa Blanca y las sospechas de la trama rusa que pesan sobre su entorno.
Una victoria en el Senado en los próximos días le serviría para dejar atrás el drama de la última semana, con las salidas de su jefe de gabinete Reince Priebus y de su portavoz Sean Spicer, y la llegada del arrollador Anthony Scaramucci como director de comunicaciones.
"No se rindan senadores republicanos, el mundo está mirando", escribió este domingo Trump en la red social, después de defender ayer que su ley no está muerta.
"A no ser que los senadores republicanos sean unos rajados totales. La (ley) deroga y reemplaza no está muerta! Pido otra votación antes de que se vote cualquier otra ley", dijo.
Su director de presupuesto, Mick Mulvaney, insistió este domingo en esa idea: "El punto de vista de la Casa Blanca es que no pueden pasar página en el Senado".
"No puedes prometerle a la gente durante siete años que vas a hacer algo, y después no hacerlo", apuntó en declaraciones a CNN.
Los líderes republicanos en el Congreso no se han pronunciado tras los mensajes de Trump de este fin de semana, pero el viernes mostraron su intención de aparcar por el momento este asunto y abordar otras iniciativas pendientes.
El líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell, dijo que es el momento de "pasar página" y escuchar "las sugerencias" de los demócratas para mejorar la ley actual.
Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, evitó referirse al siguiente paso en materia de salud y emplazó a trabajar en otros asuntos como una "histórica reforma impositiva" para este otoño.
Sin referirse a ellos directamente, Trump ha dejado claro con su retahíla de mensajes que va a presionar todo lo posible para que el Senado vuelva a votar sobre su ley de salud en las dos primeras semanas de agosto, antes del receso estival.
"Si la nueva ley de salud no se aprueba rápidamente, las ayudas para las compañías aseguradoras y las ayudas para los miembros del Congreso terminarán muy pronto!", llegó a advertir ayer en Twitter.
Su asesora Kellyanne Conway dijo en Fox que el presidente decidirá si pone fin a esos pagos "esta semana" y subrayó que "es una decisión que solo puede tomar él".
Además, la consejera dejó claro que Trump "no aceptará" que los republicanos del Senado pasen página como dijo su líder McConnell el viernes.
Ese día el Senado rechazó de madrugada con el voto decisivo de tres republicanos, entre ellos John McCain, una propuesta de ley para derogar parcialmente la reforma de salud promulgada en 2010 por el entonces presidente demócrata Barack Obama (2009-2017).
Para muchos observadores, con ese fracaso se fue, al menos por ahora, la última esperanza de los republicanos de derogar, aunque de manera descafeinada, la reforma de Obama, su obsesión y gran promesa electoral de los últimos siete años.
Sin embargo, ni Trump ni algunos senadores republicanos parecen dispuestos a tirar la toalla.
Un grupo de senadores liderados por Lindsey Graham se reunió con el presidente el mismo viernes para abordar la redacción de una nuevo proyecto de ley.
El texto de Graham redirige fondos a los estados para su uso en salud, es decir, deja los gastos específicos en manos de los estados, lo que podría perjudicar a los asegurados con menos recursos, según los analistas.
Inmediatamente después del voto del viernes, Trump recuperó la idea de dejar "colapsar" la ley actual, conocida como Obamacare, para después trabajar en una ley mejor.
Pero en los numerosos mensajes de Twitter que ha escrito sobre el tema durante el fin de semana queda claro que está decidido a presionar a los senadores republicanos para que vuelvan a intentar sacar adelante su medida en los próximos días sea como sea.