En el caso de Francia —una zona productora de bebidas alcohólicas de mayor y menor graduación—, su consumo está muy arraigado al patrimonio cultural e histórico de sus habitantes. Es habitual acompañar la comida, o ese encuentro de negocios, con una botella de buen vino.
El trago amargo
Si bien resulta un buen momento aquel que se acompaña con un brindis, puede que la escena no termine tan bien cuando, más adelante, se combina con la imprudencia al volante.
Una última copa antes de salir a la carretera es un desliz frecuente entre los franceses. En este país, la mortalidad global es de 51 fallecidos por cada millón de habitantes, y un 28% de esa cifra corresponde a accidentes de tráfico en los que el alcohol estuvo implicado.
El gobierno francés mantiene una estricta política de control con el fin de tomar las riendas del asunto, e impone sanciones para nada modestas. Una tasa de alcoholemia de 0,25 a 0,40 mg/l en aire espirado equivale a 135 euros de multa, además de la prohibición de conducir en todo el territorio francés durante un período de tres años.
Si esta medición es igual o superior a 0,40 mg/l en aire espirado, la sanción máxima estipulada alcanza los 4.500 euros y el destierro como conductor durante tres años.
Faltas menores
Los conductores franceses que esporádicamente han sido objeto de exámenes sorpresa de alcoholemia con un resultado positivo, han tenido que enfrentar acciones que no se limitan a una multa y a la suspensión temporal de la licencia.
En muchas ocasiones, la compañía de seguros da por terminada su relación con la persona, sin tener en cuenta la fecha de vencimiento de la póliza, alegando al factor alcohol como responsable. De hecho, la mayoría de las aseguradoras incorporan este tipo de casos en las cláusulas de sus contratos.
Comienza entonces para el conductor toda una odisea a la hora de encontrar una nueva compañía de seguros que le admita, ya que, sin disponer de un seguro, no puede volver a la carretera. Con el antecedente de haber sido dado de baja de una aseguradora, la misión a cumplir no resulta fácil, sobre todo porque requiere paciencia y tiempo.
No obstante, existen en Francia compañías de seguros que atienden exclusivamente este tipo de casos, y otros más con antecedentes de terminación de contrato repentino. Algunas de ellas se aprovechan de las circunstancias y tramitan pólizas de alto coste.
Una llamada de atención o, en el peor caso, un fin de contrato por parte de una aseguradora por circunstancias relacionadas con el alcohol, puede derivar en un aumento de la prima hasta del 150% y la extensión del contrato hasta dos años más de lo previsto originalmente, según el artículo 113-4 del Código de Seguros.
¿Cómo sortear esta dificultad y dar con la mejor opción? Empresas online como assuroto le ofrecen al conductor la oportunidad de comparar las ofertas del mercado asegurador, teniendo muy en cuenta su caso particular.
La mayor ventaja de este tipo de servicios es que te permiten solventar una situación "mal vista" en otras instancias y de la mejor manera posible, con gran amabilidad hacia el cliente y sin tabúes.
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Está claro que formar parte de la estadística de positivos en el alcoholímetro le puede pasar a cualquiera en Francia. Aunque no siempre termina en tragedia, es necesario asumir una buena sanción por parte del conductor con el objetivo de evitar la reincidencia.