Ambas cartas, dirigidas al Embajador Llorenti del Estado Plurinacional de Bolivia y actual presidente del Consejo, resaltan el balance catastrófico de la MINUSTAH: la misión llamada de paz de la ONU, pero denunciada como una ocupación, que el Consejo ha decidido cerrar finalmente en octubre, después de 13 años. Hacen llamados al Consejo a escuchar y responder a las perspectivas y propuestas de las organizaciones populares haitianas y las personas y familias que han sufrido directamente las violaciones a los derechos humanos de la MINUSTAH, tanto quienes han sufrido violaciones, abuso y explotación sexual, como represión y, sobre todo, los estragos del cólera introducido por las tropas de la ONU en 2010.
Adolfo Pérez Esquivel, autor de la Carta de Premios Nobel de la Paz junto a Jody Williams, Rigoberta Menchú Tum, Shirin Ebadi y Betty Williams, destacó que “la magnitud e impunidad de las violaciones a los derechos humanos, y el hecho que la ONU haya negado cualquier responsabilidad por el cólera durante seis largos años, exigen una reparación integral. Con esta visita el Consejo tiene la oportunidad de cumplir con su obligación de poner en marcha las acciones reparadoras requeridas”, incluyendo la participación activa de las víctimas en el programa anunciada de indemnizaciones, provisión de agua potable y saneamiento, y el pleno financiamiento del mismo, ahora librado a la suerte de contribuciones voluntarias con menos del 2% requerido hasta ahora recibido.
Por su parte, las organizaciones y redes regionales, entre ellas Jubileo Sur/Américas, la Confederación Sindical de las Américas, el Encuentro Sindical Nuestra América, los Movimientos Sociales al ALBA, SOAWatch y la Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, llaman al Consejo a reconocer el fracaso de la MINUSTAH en relación a los objetivos planteados, tal como vienen denunciando numerosas organizaciones haitianas, y a evaluar mejor el apoyo que precisa Haití.
“La seguridad ciudadana, la estabilidad institucional, el refuerzo del sistema judicial y de la policía, el fortalecimiento del sistema electoral, la defensa y la promoción de los derechos humanos, el crecimiento económico – expresan las organizaciones – están todos iguales o en peores condiciones que antes del despilfarro de los 7 mil millones de dólares en un país que necesita urgentemente sacar de la pobreza a más de 70% de su población”.
Junto a sus pares en Haití, cuestionan igualmente la nueva misión aprobada por el Consejo para empezar en octubre, planteando que aun sin el componente militar, igual que la MINUSTAH responde a intereses foráneos más que a los del pueblo haitiano. “Haití no precisa de la tutela internacional sino de una mano fraterna y el fin del intervencionismo imperialista”, afirman, llamando al Consejo a cumplir con su obligación de reparar el daño perpetrado y respetar la soberanía y autodeterminación del pueblo de Haití como único camino posible hacia la paz.
En Haití, una nutrida concentración de organizaciones populares y víctimas del cólera esperaba ayer el arribo en Puerto Príncipe del Consejo de Seguridad. Para hoy se espera nuevas manifestaciones y una conferencia de prensa en la sede de PAPDA, la Plataforma haitiana de incidencia para un Desarrollo Alternativo, además de una reunión del Consejo con representantes de organizaciones sociales y políticas haitianas.
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