Una de las enfermedades que pueden sufrir las mujeres embarazadas es la diabetes gestacional, que suele aparecer hacia en el segundo trimestre y, aunque es común que no haya síntomas tras dar a luz, causa problemas durante el embarazo y el parto y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en el futuro.
Aunque la obesidad, la edad de la madre o los antecedentes de diabetes en la familia influyen a la hora de sufrir este grave trastorno, ahora se le puede unir una nueva causa: la temperatura.
Científicos del Hospital St. Michael y del Instituto de Ciencias Clínicas Evaluativas, ambos en Toronto (Canadá), publican un estudio en Canadian Medical Association Journal que expone la relación entre el clima y el riesgo de sufrir diabetes gestacional.
Según este trabajo, las mujeres expuestas a bajas temperaturas durante el embarazo tienen menos probabilidades de desarrollar este tipo de diabetes que aquellas las que lo hacen a temperaturas más altas.
La enfermedad afectaba al 4,6% de las mujeres que soportaban temperaturas medias extremadamente frías (iguales o por debajo de los -10º) durante un periodo de 30 días antes de hacerse las pruebas de diabetes habituales durante el embarazo.
Sin embargo, el porcentaje de riesgo crece hasta el 7,7% cuando las temperaturas eran mucho más altas, por encima de los 24º. Los autores también sostienen que, por cada 10º de aumento, las mujeres tienen entre un 6 y un 9% más de posibilidades de padecer esta patología.
La labor protectora de la grasa parda
Para realizar la investigación se examinaron 555.911 embarazos entre 396.828 mujeres durante un periodo de 12 años. Todas residían en el área metropolitana de Toronto, aunque algunas experimentaron su experiencia cuando el clima era más cálido y otras cuando era más frío.
Se buscó la relación existente entre la temperatura media de la zona durante los 30 días previos a las pruebas para diagnosticar o controlar la diabetes a las que se someten las embarazadas durante el segundo trimestre de gestación, y la probabilidad de desarrollar diabetes gestacional.
Los autores reconocen que aunque los resultados pueden parecer contraintuitivos a simple vista, tienen su explicación científica, teniendo en cuenta la forma en que se generan los distintos tipos de grasa en el ser humano.
“Se podría pensar que con temperaturas más cálidas las embarazadas serían menos sedentarias, tendrían más actividad en el exterior y eso ayudaría a que no que ganasen peso, algo que suele favorecer la aparición de diabetes”, explica Gillian Booth, autora principal del estudio.
“Sin embargo, este patrón coincide con el encontrado en otros estudios que muestran que en temperaturas más bajas el cuerpo crea un tipo de grasa protectora, el tejido adiposo marrón o grasa parda, que mejora la sensibilidad a la insulina”.
Además el estudio contempla la comparación entre los embarazos consecutivos de una misma mujer, detectando que se producía un efecto similar por cada 10 grados de aumento en la temperatura.
Según Joel Ray, coautor del trabajo, “analizar los embarazos de una misma mujer nos permite controlar muchos factores. Podemos eliminar aspectos como la etnia, los ingresos, la actividad o los hábitos alimenticios”.
El origen de la madre también influye
Los resultados desvelaron además que la temperatura del entorno durante el embarazo no era el único factor a tener en cuenta, también influía el clima del lugar en el que habían nacido las madres.
En el trabajo se muestra que las mujeres nacidas en climas más fríos tienen un riesgo menor de sufrir este tipo de diabetes que las que lo hicieron en lugares con temperaturas más cálidas.
Por ejemplo, las nacidas en climas fríos, incluyendo Canadá y Estados Unidos, que además vivían en lugares fríos durante los 30 días anteriores a las pruebas de diabetes, tenían un riesgo del 3,6% de padecer la enfermedad, mientras que si vivían en entornos con temperaturas altas el riesgo crecía hasta el 6,3%.
Por el contrario, para las mujeres procedentes de climas cálidos, por ejemplo el sur de Asia, África y Oriente Medio, el porcentaje de riesgo aumentaba hasta cifras que iban entre el 7,7 y el 11,8%, según estuvieran expuestas a temperaturas bajas o altas respectivamente.
Según los autores, estos resultados pueden servir como muestra de los efectos que el cambio climático y el aumento de la temperatura global poseen en la salud, aumentando el riesgo de aparición de diabetes gestacional como diabetes de tipo 2 en general.
“Puede ser un aviso, como el canario en la mina de carbón, sobre los posibles efectos del calentamiento global en la aparición de diabetes en los adultos”, concluyen Booth y Ray.
Agencia SINC
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