Pedro Sánchez se pone en marcha para ser presidente: la hoja de ruta que tiene en la cabeza

Si la propuesta sale mal, Sánchez puede ir a las elecciones defendiendo que él no es el culpable. Si logra un pacto con Podemos, toda la presión estaría en las manos de Ciudadanos. En ese caso, el PSOE pediría su abstención.

Pedro Sánchez ha vuelto a dar un salto mortal... o no tanto. El líder del PSOE tiene en su cabeza alcanzar la presidencia del Gobierno con una investidura 'in extremis'. Él sabe que no va a ser fácil, pero va a intentarlo. Esta es su hoja de ruta.

Sánchez ha comparecido ante los medios de comunicación después de una Ejecutiva socialista que convocó a última hora del viernes, después de una reunión con sus más estrechos colaboradores en su despacho del Congreso. En público, el secretario general ha hablado de diálogo con todas las fuerzas (excepto EH Bildu) y de no postularse a nada, pero la realidad es que cuenta con el apoyo de gran parte del PSOE para que intente ser presidente. La Ejecutiva del PSOE le ha dado el visto bueno para que ponga en marcha su estrategia.

La hoja de ruta que Sánchez tiene en la cabeza

Lainformacion.com ha hablado con cuatro fuentes diferentes del PSOE, que explican cuál es el plan de Sánchez. Efectivamente, no va a tomar la iniciativa, no va a moverse para que el Rey Felipe le proponga de nuevo como candidato, sino que va a emplear un método diferente.

Pedro Sánchez pretende que las prisas y la inminente convocatoria de las terceras elecciones muevan a Unidos Podemos y a Ciudadanos a plantearle un acuerdo para que sea investido presidente. El socialista, por tanto, busca "que los otros le propongan". Esos "los otros" son Pablo Iglesias y Albert Rivera.

Iniciaremos una ronda de contactos con todas las fuerzas políticas

El acuerdo es posible, pero en la Ejecutiva del PSOE ya se ha comentado que no va a ser fácil. Habría que poner de acuerdo a dos enemigos acérrimos, como son Unidos Podemos y Ciudadanos. La fórmula en este sentido podría ser doble: un pacto PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos y Compromís (188 diputados muy difíciles de conseguir)o un acuerdo PSOE, Unidos Podemos y Compromís (156 diputados), con la abstención de Ciudadanos y de algunas formaciones nacionalistas. En este segundo caso el partido de Rivera tendría que decidir si bloquear un pacto PSOE-Unidos Podemos o facilitar una solución al bloqueo. En cualquiera de los dos casos, Unidos Podemos tendría que dejar a un lado su propuesta de convocar un referéndum en Cataluña.

Un destacado diputado, que se sienta en un escaño muy cerca de Sánchez, explica que " no hay que tener prisas, deben ser ellos [Unidos Podemos y Ciudadanos] quienes vean la urgencia". Se descarta, por tanto, cualquier acuerdo antes de las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre. "Si los otros quieren, estaremos ahí para salir del bloqueo", concluye.

La clave de bóveda del movimiento de Sánchez pasa, por tanto, por pasar la presión a Unidos Podemos y Ciudadanos y que sean ellos quienes muevan ficha. Con esta actitud el líder del PSOE podría guardarse las espaldas y no presentarse ante la opinión pública como el culpable de unas posibles terceras elecciones.

Los sondeos, además, no le pintan mal a Sánchez. Al menos se encuentra a día de hoy en mejor posición que los partidos emergentes, que tendrían más problemas en caso de terceras generales. A Unidos Podemos, por ejemplo, las encuestas solo le dan resultados a la baja y los de Rivera pueden perder gran parte de sus 32 diputados.

Iglesias ahora es el que está en posición de debilidad y ya ha señalado que está abierto a un acuerdo con el PSOE. C's es el que sigue diciendo que no a un acuerdo en el que esté Podemos. De ahí que Sánchez haya puesto el dedo en la llaga: espera que Unidos Podemos y C's, garantes de la nueva política, no se veten. Y si lo hacen, aunque él diga que no busca culpables sino responsables, los tendrá. Y si es Rivera, el defensor del diálogo con todos... mejor. Sánchez en todo caso gana.

¿Un Gobierno Frankenstein?

La primera persona en utilizar el término Gobierno Frankenstein fue Alfredo Pérez Rubalcaba. El predecesor de Sánchez en la secretaria general habló de él para referirse a un intento de investidura con una amalgama de partidos que harían muy difícil la gobernabilidad.

Pero la investidura que Sánchez tiene en la cabeza no pasa por conformar un posible Gobierno frágil con, además, 52 diputados menos que Rajoy. En las negociaciones que tiene previsto emprender en los próximos días con todas las formaciones, incluido el PP, el líder del PSOE hablará de que el futuro Ejecutivo debe tener un mínimo de estabilidad.

La idea es proponer un acuerdo de investidura para presentar al Rey y garantizar, al menos, dos años de estabilidad, explican fuentes cercanas a la Ejecutiva socialista. Es decir, que durante los dos años siguientes se garantice la aprobación de, como mínimo, los Presupuestos Generales del Estado. Después ya se negociará cada ley por separado.

En la ronda de contactos que abrirá esta misma semana Sánchez hablará de la necesidad de un Gobierno regeneracionista, preocupado por la agenda social y en el que prime el diálogo, según ha reconocido en la rueda de prensa que ha ofrecido.

Que Sánchez dé el paso y pueda intentar una investidura, previo acuerdo, es una medida que es apoyada por amplios sectores del PSOE. " ¿Quién se va a oponer a que el PSOE forme Gobierno?", se pregunta por ejemplo un diputado de una federación crítica con el secretario general.

Fuente: lainformacion.com – 06/09/16.-