Por esa razón, señaló que no solo están llamados "a prevenir, gestionar o concluir conflictos sino también a contribuir a la construcción de un orden fundado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad".
Por eso, les recomendó "ser elementos de reconciliación" en las sociedades y a ser "sembradores de paz".
"La afirmación de la paz no es una empresa fácil, sobre todo a causa de la guerra que adormece el corazón y genera violencia y odio. Os animo a seguir vuestro camino de fe y abrir vuestro corazón a Dios, que no se cansa jamás de perdonarnos", señaló.
Francisco se salió de la catequesis programada y recordó que alguien le dijo hace algunos días que "en el mundo hay más enemigos que amigos" y, aunque señaló entre risas que "tenía razón", llamó "igualmente a construir puentes y a trabajar por la paz".
"¡Cuántos hermanos se han alejado solo por la herencia!. Eso no esta bien, este año no, porque este año es el de la reconciliación", defendió el papa, que aludió a la celebración, hasta el próximo 20 de noviembre, del Año Santo Extraordinario de la misericordia.
En la audiencia participaron cientos de representantes de las fuerzas armadas y de los cuerpos de seguridad de distintos países del mundo, como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, Perú, México y la República Dominicana.
Durante su catequesis también tuvo palabras para los confesores, a quienes recomendó "no poner obstáculos" a los fieles que acudan a ellos para reconciliarse con Dios.
"A los confesores, por favor, no pongáis obstáculos a quien quiere confesarse (...) El confesionario no es una sala de torturas ni un interrogatorio", exhortó el pontífice.
Para Francisco "el confesor debe ser un padre, está en el lugar de Dios padre, debe acoger a las personas que vienen a él para reconciliarse con Dios y ayudarlas en el camino de la reconciliación".