La nueva ministra española de Exteriores podría suponer cambios en la política española hacia Cuba

Trinidad Jiménez, de 48 años, quien era ministra de Salud, fue secretaria de Estado para las relaciones con América Latina del 2006 al 2009, y anteriormente fue directora de Relaciones Internacionales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que está en el poder.

Durante sus más de seis años como ministro de Relaciones Exteriores, Moratinos participó en las charlas entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica que condujeron a la promesa en julio de liberar por lo menos a 52 presos políticos. Hasta el momento se han puesto en libertad a 39, quienes han sido enviados al exilio en España.

También abrió conversaciones bilaterales con La Habana sobre los derechos humanos, urgió a Cuba a que aboliera la pena de muerte y que permitiera la entrada de enviados de la Cruz Roja en sus cárceles, y empujó a la Unión Europea a que abandonara la llamada Posición Común, que vincula las relaciones con La Habana a su historial de derechos humanos.

Los críticos del gobierno cubano en la isla y el extranjero lo atacaron duramente por mostrarse demasiado condescendiente con Castro y no referirse casi nunca a sus abusos de los derechos humanos.

"Nunca un ministro español de Asuntos Exteriores había hecho tanto daño a la disidencia interna'', dijo el miércoles la Plataforma Cuba Democracia Ya, un grupo de exiliados que viven en España, en una declaración.

"Desgraciadamente él era muy [. . .] servil con este gobierno'', dijo Laura Pollán, vocera del grupo de familiares de presos políticos conocidas como las Damas de Blanco, a la agencia noticiosa AFP en La Habana.

Jiménez, por el contrario, "ha demostrado conocer la situación cubana y la esencia totalitaria del régimen'', añadieron los exiliados en España.

Mientras que Moratinos guardó silencio cuando el canciller cubano Bruno Rodríguez se refirió a los disidentes como "mercenarios'' durante una conferencia de prensa conjunta en el 2007, Jiménez describió luego a la oposición como ‘‘personas a las que les tenemos un profundo respeto, [personas] a las que apoyamos''.

Jiménez ha defendido firmemente lo que ella describe como la política dual de España de relacionarse estrechamente con el gobierno cubano para ‘‘ayudarlo a avanzar'' en algunos asuntos, mientras que al mismo tiempo sus diplomáticos en La Habana se mantienen en contacto con los disidentes de la isla.