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América Latina, cada vez más optimista

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Chile muy cerca de ser ya un país desarrollado.
Chile muy cerca de ser ya un país desarrollado.

El optimismo por el futuro económico de América Latina inunda la región. Las cifras avalan ese optimismo y están acompañadas por una sensación generalizada en la sociedad y entre los políticos, los empresarios y analistas de que llegó la hora de América Latina.

La región llega al Bicentenario con muchos retos políticos y socio-económicos por delante, pero también con mucha autoconfianza: con Brasil como el país de moda y la única potencia regional, con Perú creciendo a tasas chinas, con Colombia a las puertas de experimentar un boom económico, y con Chile muy cerca de ser ya un país desarrollado.

El Secretario General de la Segib, Enrique V. Iglesias, siempre subraya que la gran diferencia entre Europa y América Latina, en estos momentos, reside en que en los países europeos cunde el desánimo sobre su futuro, mientras que en los países latinoamericanos existe una clara sensación de confianza en el porvenir.

Según el economista uruguayo, ”si hay algo que ayuda a una sociedad a salir de los problemas es el estado de animo y éste se resuelve con la generación de una confianza entre dirigentes y dirigidos, que de alguna manera implica que las sociedades de hoy necesita más que nunca tener ciertos acuerdos básicos para que la gente crea, porque si la gente cree empuja y pone el hombro, si no cree es muy difícil movilizar la voluntad, creo que es un tema de alguna manera está en las reglas del fuego del mundo de hoy y de mañana”.

Dos relevantes políticos han confirmado recientemente estas palabras de Enrique Iglesias. El secretario general del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, retrató el momento de euforia que se vive en América Latina cuando aseguró que estaba “seguro de que juntos podemos hacer que este nuevo decenio sea la década de América Latina y el Caribe”.

En contraste, para el caso europeo, personalidades como Jacques Attali afirmaban al diario español El País cosas como “no creo que nos queden más de 10 años. Asistiremos a la victoria de los más fuertes: China, EE UU…En Europa, veremos un lento declive del nivel de vida, como lo conocieron Venecia, o Argentina, en su tiempo”.

Euforias presidenciales
Esa euforia latinoamericana parte desde lo más alto de las instituciones nacionales. Es una creencia no sólo en sus propios países sino en las posibilidades de la región entera. Lo dijo en su reciente visita a Brasil, Juan Manuel Santos cuando aseguró con rotundidad: “es la década de América Latina. El mundo entero está fijando su atención en América Latina, porque América Latina tiene lo que el mundo está buscando. Y por eso tenemos que fortalecer la integración. Por eso países como Brasil y Colombia tienen que estrechar sus lazos de comercio, de economía, de fortalecimiento de la democracia”.

Colombia aspira a ser el “Chile del siglo XXI”, pues ve que Chile sigue siendo el país modelo de la región y según el FMI cruzará el umbral de los US$ 200 mil millones en 2011, quedando del mismo tamaño de países como Israel, Irlanda y sólo 14% menos que la producción total de Finlandia.

Quizá por eso Sebastián Piñera ha dicho cosas como “estoy muy optimista porque veo que los tiempos están cambiando y están cambiando para mejor….estamos mirando el futuro, los proyectos, las oportunidades y no estamos atrapados en divisiones o conflictos del pasado, son una muestra de este nuevo ambiente, este nuevo aire que se respira en América Latina…un continente que lo tiene todo: riquezas naturales, territorios vastos, pueblos homogéneos, que ha estado libre de las guerras y, sin embargo, sigue siendo un continente subdesarrollado, con mucha pobreza, con demasiada desigualdad, es un continente que tiene que reconocer que lo mejor de América Latina está todavía por delante”,

En esa misma línea, también la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, afirmó la pasada semana que “ésta es la década de América Latina”, pues la región estaría atravesando un momento político y económico positivo si se compara con otros continentes: “a diferencia de muchas otras regiones del mundo, en esta región tiende a haber crecimiento y hay cosas buenas sucediendo en términos generales…Está en cada uno de los gobernantes aprovechar esas condiciones para que de verdad, mientras otras regiones están en graves problemas, esta pueda ser una década en la que sigamos creciendo y sobre todo en la que distribuyamos mejor el producto del ingreso’.

El primero en mostrar esa euforia fue el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cuando en una entrevista para el diario El Mundo dijo: “estoy convencido de que el siglo XXI es el siglo de Brasil. Vivimos un momento excepcional. A pesar de la crisis, hemos creado este año más de 1,4 millones de nuevos empleos formales…Las inversiones también han vuelto a crecer de forma vigorosa, y en todos los sectores de la economía se respira optimismo y confianza. Hemos conquistado la estabilidad democrática por la solidez de las instituciones y por el respeto a las libertades civiles, y estamos venciendo el mayor de nuestros desafíos: reducir la pobreza y las desigualdades sociales. En suma, Brasil ha encontrado el rumbo consiguiendo que nuestro futuro comience hoy”.

Brasil es la nación de moda y Lula da Silva cree en las posibilidades de su país y de la región: “debemos tener respeto por nosotros mismos para que nos respeten. No tenemos que seguir pidiendo favores. Vamos a dejar esa idea de que somos pequeños y pobres y alguien tiene que ayudarnos. Nosotros, y no Estados Unidos, tenemos que resolver nuestros problemas”.

Otro país que vive a las puertas de la euforia es Perú, la nación que más deprisa crece en la región, casi a ritmos chinos. Alan García define así el momento peruano: “Perú está a punto de iniciar una Edad de Oro, como la tuvo España en el siglo XVI, el siglo de oro de las letras y de su crecimiento. Digo que estamos en el umbral de un capítulo para algunos inesperado, pero inmenso: el ingreso del Perú al Primer Mundo”.

Por esa razón, el presidente peruano cree que las grandes potencias deben apostar por su país y por la región: “el crecimiento de Europa será mucha mayor si se centra en la región de América Latina y el Caribe”.

El gobierno de Perú proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto del 5% para 2011 y del 6,8% para 2010, lo que confirma las palabras de Alan García en 2009 cuando aseguraba: “en 2010, cuando haya pasado lo peor de la crisis internacional, allí verán nuevamente al Perú como el país que más crece en el mundo. Esa es mi fe, mi confianza, mi compromiso, mi ilusión y la comparto con los peruanos”. Perú crece a tasas chinas y Colombia espera un auge de sus exportaciones.

Por su parte, Argentina, que entre 1997 y 2003 vivió una crisis casi terminal, se ha recuperado económicamente pese a las tensiones políticas y la espiral inflacionaria que vive el país. Cristina Kirchner prevé que el crecimiento termine levemente por encima del 9% en 2010 y del 6% el año próximo, lo que les permite albergar a los Kirchner cierto optimismo sobre su triunfo electoral en octubre de 2011.

Como informaba el diario argentino La Nación, “las expectativas económicas de los argentinos volvieron a crecer en agosto pasado y ya superaron levemente el nivel que tenían en octubre de 2007, cuando Cristina Kirchner se impuso en los comicios presidenciales. Una fuerte ayuda para la mejora del humor social respecto de la economía, en particular en las clases media y alta, que son menos favorables al Gobierno, es la oportunidad de comprar electrodomésticos en cuotas. Pero también aumentó mucho respecto del recesivo 2009 la apreciación optimista sobre la situación actual”.

Cautela en México
Esa euforia tiene rasgos sobre todo sudamericanos ya que Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Perú y Colombia encabezan ese sentimiento. México, la otra gran potencia regional junto a Brasil, permanece ensimismada, llena de miedos y cautelas. 2009 fue un “annus horribilis” (recesión del 7,5%, guerra contra los cárteles, gripe A, caída de la remesas y del turismo).

En 2010 ha vuelto el crecimiento pero no la confianza, México se encuentra en un cruce de caminos como el propio Felipe Calderón recordaba en su mensaje presidencial del 1º de septiembre: “la historia nos recordará como la generación que supo ponerse de acuerdo y sacar adelante a la patria, o bien la generación que no quiso o no supo enfrentar sus desafíos”.

Incluso Calderón admitió que “persiste una insatisfacción que comparto”. La cifras económicas son buenas y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, dijo que prepara un paquete económico para 2011, que será un segundo año consecutivo de recuperación, con la apertura de 600 mil empleos y un Producto Interno Bruto (PIB) de 4% a 5%. Sin embargo, persisten la ausencia de reformas estructurales y lacras como la corrupción y el narcotráfico.

El propio presidente lo confirmaba: “la recesión fue muy severa pero hoy nuestra economía se está recuperando”. Calderón admitió además que “aún no hemos superado el rezago acumulado en la propia recesión”, que se mantuvo a lo largo de todo 2009 y convirtió a México en el país latinoamericano más afectado por la crisis financiera. México creció 7,6% en el pasado segundo trimestre, cuando en el mismo periodo del año pasado la caída fue del 10,3%, la mayor de su historia.

Los fríos datos avalan el optimismo
Lo cierto es que América latina puede estar a las puertas de una nueva época dorada tras los seis años de crecimiento (2003-2008) que interrumpió en 2009 la crisis global. El crecimiento de América Latina y El Caribe podría estar por encima del 5,2 por ciento en 2010 aunque su dinamismo en el 2011 no sería tan alto.
“Hay una recuperación bastante rápida en comparación con otras regiones, esto se debe en gran medida a una enorme solidez macroeconómica y porque había un gran espacio para hacer políticas públicas” de las denominada contra-cíclicas, afirmó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena. En esa misma línea, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, aseguró que las economías de América Latina y el Caribe crecerán un promedio de 4.5% este año.

La certeza de que las principales economías de América Latina aceleran su crecimiento más allá de lo esperado, llevó al BBVA a revisar al alza su previsión de crecimiento de la región de 4.6 a 5.2 por ciento al cierre de 2010: “la demanda interna es el motor de la recuperación, apoyada por el repunte en la confianza, políticas fiscales y monetarias todavía expansivas, y sostenida por altos precios de materias primas”, afirmó el estudio BBVA Research: “el impulso de crecimiento continuará para 2011 y 2012, cuando la región crezca a un ritmo del orden de 4.5 por ciento anual, cercano a su potencial”.

Los analistas están en esa misma línea optimista aunque alertan de los riesgos que puede padecer la región debido a sus altos niveles de pobreza, desigualdad, e inseguridad así como carencias educativas, excesiva dependencia de China y Estados Unidos, malas infraestructuras…

Para Federico Steinberg “la salida de la crisis global está siendo dulce para América Latina. El conjunto de la región, y muy significativamente algunos países como Brasil, Chile o Perú, lideran junto con Asia y otras economías emergentes la recuperación global… Desde algunos círculos incluso se mira a Europa con cierto aire de superioridad ahora que el FMI ha intervenido en Grecia. Pero es precisamente en estos momentos de optimismo cuando se corre el riesgo de bajar la guardia y no mirar hacia los nuevos riesgos económicos que está acumulando la región”.

El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti en un artículo en el diario El País: decía: “América Latina, que tantas crisis propias ha vivido, en esta ocasión surfea sobre las olas del tsunami financiero… Como siempre, damos la nota; esta vez, por fin, ella es afinada…América Latina siente que sus políticas económicas más responsables, su equilibrio fiscal y su inflación controlada, le han dado resultado. Con todo, la clave del buen momento permanece en los precios de los alimentos, el petróleo y los minerales. Con una China a pleno ritmo, un mundo asiático dinámico y un Estados Unidos comenzando a retomar su expansión, todo hace pensar que aún por algún tiempo se mantendrá esta demanda de productos primarios que estuvo en la base de su bonanza anterior”.

De todas formas, para muchos, el riesgo de la región puede estar en el exceso de confianza. El ex presidente chileno Ricardo Lagos alerta sobre ello: “lo que tenemos hoy es una cierta ventaja, pero la ventaja no implica dormirse sobre los laureles, porque de aquí a x años va a dejar de ser ventaja”.

El periodista Michael Reid autor del libro “América latina, el continente olvidado”, declara “un optimismo cauteloso y el argumento central que recorre el libro es que este periodo de democracia en la región iniciado en los años ochenta, combinado con apertura y estabilidad económicas, es un hecho novedoso y a la vez bastante promisorio…también subrayo tres grandes problemas que persisten en la región: el primero es la baja calidad de los sistemas educativos; el segundo, el crimen organizado y la inseguridad pública; y el tercero, la falta de igualdad de oportunidades. A los que sumaría un cuarto asunto…que es la cuestión ambiental”.

En esa misma línea, el ex presidente español Felipe González subraya que ésta es una “gran oportunidad para Latinoamérica” para “realizar un cambio de modelo pero no de sistema…Si la búsqueda de un modelo alternativo propio, tras un diagnóstico previo de las actuales debilidades pudiera concluir en el desarrollo de elementos de creatividad e innovación, América Latina tendría una fantástica oportunidad”.

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