Dos mujeres de barrio, casadas, sentimentales, emocionales, deslenguadas, tiernas y descontentas sobre su vida, juegan a una huida, que no llega muy lejos. Sus diálogos son desternillantes, con un castellano coloquial, barriobajero y no precisamente procaz. Algo que se agradece en estos tiempos.
La picardía de las situaciones no desemboca en la grosería jamás. “Insatisfechas” es una obra escrita por encargo de Miriam Díaz-Aroca, después del éxito de “Ni para ti, ni para mí”. Las dos actrices bordan el papel respectivo de Encarni y Mari, y en este caso se añade el de un hombre Ramón, encarnado por Rubén Sanz, que en la parte central de la obra resulta un encuentro inesperado y un contrapunto delicioso.
Las dificultades de la vida, las económicas, la monotonía del discurrir… todo aparece y reaparece sin carga de demagogia. Está bien tomado el punto para decir y hacer reír sin tópicos ni sangre, al tiempo que da unas pinceladas claras y sugerentes sobre la situación que toca vivir.
La puesta en escena es sobria pero ingeniosa, con un ligero artilugio arquitectónico que vira muy bien para dos escenarios. Asier Sancho es el escenógrafo y la construcción del decorado de Escénica Integral.
Jugar, reír y escuchar la palabra de “Insatisfechas”. Un buen rato teatral.