“El Amor en Tiempos del Ébola”

Y, es que al parecer, los populares no se caracterizan precisamente, por ser hábiles para enfrentar emergencias o casos espinosos y si alguien lo duda, es cuestión de tirar de hemeroteca y allí los tenemos: el Prestige, el Yak 42, o el Madrid Arena,  casos todos en que los peperos siempre se las han arreglado para  echar las culpas a otros. La ya legendaria inoperancia del gobierno ha vuelto  a quedar de manifiesto en la llamada crisis del ébola y no hay que ser muy listo para concluir que este asunto, pasará, fatalmente, una factura (y gorda,) al PP en las próximas elecciones ya que en la opinión del ciudadano de a pie, ha comenzado a asentarse una lapidaria conclusión. “El Gobierno no sabe como resolver ninguno de los graves problemas que actualmente tiene el país”.

La pésima  y tardía gestión para tomar las riendas del caso ébola viene a darse quizás en las horas más bajas del gobierno y del PP y en medio, del inmoral escándalo que han significado las tarjetas black con que directivos de la extinta Caja Madrid  y de su sucesora Bankia, se daban la vida padre a costa del dinero público al tiempo que exigían apretarse el cinturón al resto de los ciudadanos.

La frustración y decepción han cundido por doquier y ningún dirigente del PP (salvo que sea un bobazo, que también los hay,) dejará de admitir que  en estos momentos, tanto el gobierno como el PP viven sus horas más bajas y que será muy difícil restaurar la confianza del ciudadano. Curiosamente, en el caso de las tarjetas opacas, el PP (por primera vez) no ha hecho alusión a uno de sus mantras: La Herencia Recibida, ya que conviene recordar que Caja Madrid, ha estado en manos de los populares por los últimos 18 años donde han reinando sin contrapeso alguno. Situación que les ha llevado con total impunidad, a perpetrar uno de los capítulos más oscuros y vergonzosos de la reciente democracia española. Por otro lado, y a tenor del absoluto control del PP en Caja Madrid, cabe  conjeturar si  la Operación Tarjetas Black no fue sino una hábil estratagema urdida por Blesa para comprar voluntades y así, asegurar la omertá dentro de la institución  y de este modo, administrar dineros de difícil justificación y procedencia  para de esta manera, financiar cómodamente actividades del partido. Puestos a imaginar y visto lo visto, cualquier teoría vale.

En todo este maremagnum de idas y venidas, la actitud conciliadora del PSOE quien en principio aseguró que no pediría responsabilidades, además de extrañar a gran parte de la opinión pública, (El PSOE desde luego, ya no es lo que era y en ocasiones, parece un apéndice del PP) tranquilizó  en un comienzo al PP aunque luego, las torpes y desafortunadas declaraciones del posiblemente menos lúcido  político  del PP, el  consejero de Sanidad, tras el ingreso en el hospital de la enfermera Teresa Romero, vino a echar por tierra la transitoria tranquilidad y pasividad del gobierno que hasta ese momento, no había tomado seriamente cartas en el asunto.

La indignación e irritación que produjeron en la ciudadanía obligaron al PP y al gobierno, a decidir apresuradamente, un Gabinete de Crisis y de urgencia sorprendentemente, liderado por la vicepresidenta del gobierno y no por la ya –a estas alturas-, más que desgastada ministra Mato que ha quedado de hecho, –y esto lo ve hasta un ciego-, totalmente desautorizada por el presidente, quien pese al afecto, amistad y amor político que mencionábamos al comienzo, no ha tenido más remedio que darle un despido light decisión adoptada –en términos políticos-, para un buen entendedor. Ahora, otra cosa, es que la ministra Mato, siendo tan cortita como hasta ahora ha demostrado, no haya caído en la cuenta que, cuando un ministro es desautorizado públicamente, ha llegado para él, el momento de dar un paso al lado y dimitir.

Pero esto, creo que ya es un poco más difícil ya que si nunca llegó a enterarse de que su ex marido aparcaba un Jaguar en el garaje de su casa, ¿cómo podría darse cuenta que su exclusión  de la primera línea de responsabilidad del Gabinete de Crisis es una manera indirecta de decirle que se vaya a casa?

Hay amores que matan y Mariano Rajoy (y el PP) tendrán tiempo para comprobarlo. Su numantina defensa de su  amor político por Mato le costará caro y no falta mucho para que lo compruebe en carne propia.