Para Víctor López, "sin la eliminación de estos factores perjudiciales, será muy difícil erradicar o disminuir la incidencia y prevalencia de las enfermedades crónicas en el presente siglo".
A esto se añade el progresivo envejecimiento de las poblaciones, la geriatrización de la medicina y del envejecimiento tardío. Es de prever que en el presente siglo aumente la sobrecarga de los enfermos crónicos, degenerativos y la de los enfermos dependientes.
"En la obra -declara Víctor López- se hace hincapié en el futuro que nos espera en relación con las enfermedades crónicas y degenerativas que, por su incesante aumento y el envejecimiento progresivo de las poblaciones, supondrá un verdadero reto que tendrá que afrontar la medicina del presente siglo XXI."
Las enfermedades crónicas y degenerativas son dolencias multifactoriales de un trasfondo complejo y aún bastante desconocido, y por ello, deberán ser abordadas de una manera integral, yendo a la raíz del mal, y contemplando todas las dimensiones y peculiaridades de la persona afectada.
La atención sanitaria integral de los ciudadanos, se basará, sobre todo, en implantar una cultura sanitaria de base accesible a toda la ciudadanía, para que las personas sean conscientes, estén motivadas, y sean responsables en el cuidado de su propia salud. Y también, sepan envejecer bien (arte de envejecer con éxito) y, colaboren responsable y hábilmente con los médicos y otros profesionales sanitarios que les atienden.
Se deberá fomentar al máximo, la medicina preventiva y la gerontología preventiva, en los centros de atención primaria (centros de salud), y en otros centros cívicos y gerontológicos.
Se deberán crear escuelas de salud -promotoras y educadoras para la salud- que de hecho, ya existen en algunas comunidades autónomas de España.
A su vez, se tendrá que recurrir a las aportaciones de la medicina natural científica, los balnearios, centros termales, manantiales de aguas mineromedicinales, sanatorios de reposo y revitalización… como centros preventivos y correctores de los males crónicos, que aquejan casi todos los seres humanos, entrados en la etapa de la madurez (envejecimiento prematuro).
Algunos pacientes, fieles seguidores de un estilo de vida saludable -por mérito propio- se convertirán en pacientes expertos en salud, y serán promotores y propagadores del gran bien de la salud, en el seno de sus familias y en sus barrios.
Todo ello, contribuirá en ahorrar gastos y recursos sanitarios. Ayudará mucho en los diagnósticos -sobre todo en las enfermedades degenerativas- los procedimientos poco o nada agresivos, a base de escáneres, tomografías, resonancias… y gracias al arsenal del que ya dispone la medicina predictiva y genómica, como la utilización de biomarcadores, test genéticos, indicadores de enfermedad, analíticas específicas, etcétera, se podrán conocer las debilidades y predisposiciones a enfermar de cada persona -y las enfermedades en su comienzo- para así, tomar las medidas correctoras adecuadas de los problemas de salud que existan, con mucha antelación de tiempo (medicina personalizada).
Finalmente, se prestará la máxima atención a la práctica de la prevención cuaternaria, especialmente en los pacientes crónicos y geriátricos, para evitar, aminorar o suavizar los daños producidos por la propia medicina y los médicos y sobre todo, por los medicamentos (yatrogenia).
Y en todo este contexto, con una actitud renovada, habrá que humanizar la medicina.
Si (
No(
