Jacinto Molina, sindicalista de postín, que lo mismo se encadena a la Giralda que te saquea un supermercado, no esconde su preocupación por las supuestas condiciones inhumanas a las que son sometidos los trabajadores de la filial española. Por eso, ni corto ni perezoso, decide dar un toque de atención al señor Bezos.
- Jeff, amigo. He recibido informaciones de que te estás pasando por el forro la legislación laboral, y ni yo ni mi sindicato vamos a consentir ningún abuso con los trabajadores de tu empresa en España. Así que no andes jugando con fuego porque a la mínima te mando una inspección.
- ¿Abuso? Me parece que te equivocas, Jacinto. Yo a mis trabajadores los trato como si fueran mis hijos. No sé quién te habrá contado semejantes calumnias-
Jacinto, que no se fía para nada de las palabras del norteamericano, aumenta el tono de sus amenazas. No tiene miedo y está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias con tal de defender los derechos de los trabajadores.
- ¿Cómo tienes el ácido úrico?- pregunta Jeff, mientras saca punta a su látigo
- Que yo sepa, bien. Mis últimos análisis decían que todo estaba en orden- responde Jacinto, que no sabe a cuento de que viene la pregunta.
- pues mañana te invito a una mariscada como Dios manda, Jacinto. Y no admito un no por respuesta.
Quince mariscadas después, Jacinto se convirtió en secretario general de su sindicato. Amazon respiraba. A ningún insensato más se le ocurrió volver a cuestionar las prácticas empresariales del señor Bezos.