Un santuario antiguo en el corazón de Creta
El sitio de Anavlochos fue habitado desde el final de la Edad del Bronce hasta la época clásica. Allí, en un entorno agreste y apartado, se han hallado numerosos objetos votivos —entre ellos, las enigmáticas figurillas de mujeres— que sugieren una intensa actividad ritual vinculada a lo femenino. Algunas representan a mujeres con tocados sagrados; otras, a madres que sostienen niños. Su producción artesanal, realizada pieza por pieza, demuestra una atención minuciosa tanto a lo técnico como a lo simbólico.
La arqueología experimental ha permitido recrear las técnicas utilizadas para su modelado, revelando no solo la pericia de quienes las elaboraban, sino también su propósito: funcionar como ofrendas sagradas, quizás dedicadas a divinidades relacionadas con la fertilidad o el ciclo agrícola.
¿Qué tiene que ver esto con Extremadura?
Aunque nos separan siglos y kilómetros, el caso de Anavlochos dialoga con muchos elementos presentes en la arqueología y el paisaje simbólico de Extremadura. En yacimientos de esta región —como Cancho Roano, La Mata o El Turuñuelo— también se han encontrado evidencias de ritualidad vinculada a la tierra, a lo femenino y a la fertilidad, muchas veces representadas en objetos de cerámica, figurillas o estructuras monumentales.
En ambos territorios, la conexión entre el mundo humano, la naturaleza y lo sagrado se articula a través de espacios liminales: santuarios rurales, entornos elevados o construcciones ceremoniales apartadas de los grandes centros urbanos. Asimismo, el uso de figurillas o símbolos en contextos votivos refleja una espiritualidad anclada en lo cotidiano, pero cargada de significados profundos.
Una mirada compartida hacia lo simbólico
Las “damas” cretenses y los hallazgos extremeños hablan, en última instancia, de una antigua cosmovisión mediterránea en la que la mujer, la tierra y la regeneración estaban estrechamente entrelazadas. Ya sea en las montañas de Anavlochos o en las vegas del Guadiana, los pueblos del pasado construyeron paisajes rituales donde lo femenino no solo era representado, sino central en la organización de lo sagrado.
Por ello, el estudio de estas figuras griegas no solo aporta datos sobre Creta. También invita a releer nuestro propio patrimonio desde nuevas claves interpretativas, reconociendo la riqueza simbólica que aún late bajo el suelo extremeño.
Las mujeres de terracota de Anavlochos: nuevas investigaciones revelan sus secretos rituales
Aunque fueron descubiertas por primera vez en 1929, es ahora, gracias a la aplicación de nuevas técnicas arqueológicas y experimentales, cuando comienzan a descifrarse detalles clave sobre su elaboración, significado y función ritual dentro de las antiguas creencias cretenses.
Un enclave sagrado en las alturas
Anavlochos se extiende sobre una estrecha cordillera de cinco kilómetros próxima a la localidad de Vrachasi, en la región de Mirabello. Este lugar estuvo habitado de manera continua desde el final de la Edad del Bronce —alrededor del siglo XII a.C.— hasta el inicio del periodo arcaico. Además de áreas residenciales y funerarias, el sitio destaca por sus estructuras vinculadas al culto.
Las primeras excavaciones fueron dirigidas por el arqueólogo francés Pierre Demargne, quien en la zona de Kako Plaï halló un notable depósito votivo. En él aparecieron figurillas femeninas, placas decoradas y otros objetos ceremoniales, fechados desde la etapa protogeométrica hasta tiempos clásicos. Este descubrimiento cimentó la importancia de Anavlochos como lugar de veneración a lo largo de varios siglos.
Un nuevo enfoque interdisciplinario
Las investigaciones recientes han incorporado metodologías modernas, como la arqueología experimental, para comprender mejor cómo se creaban estas figuras y qué papel desempeñaban. Un equipo dirigido por la Universidad de Cincinnati ha logrado replicar las técnicas utilizadas en la Antigüedad, revelando que las figurillas no eran producidas en masa. Por el contrario, cada una era ensamblada cuidadosamente a partir de partes modeladas a mano: torsos, extremidades y cabezas eran elaborados por separado y luego unidos con notable precisión.
Según la profesora Katherine Petrole, experta en análisis de cerámicas figurativas, este proceso refleja no solo habilidad técnica, sino también un propósito específico. Las figurillas, en su mayoría femeninas, parecen haber sido creadas como ofrendas votivas, tal vez dedicadas a una divinidad relacionada con la fertilidad o el ciclo agrícola, como Deméter.
Ritos femeninos y simbolismo
Muchas de estas figuras muestran mujeres portando el característico tocado polos, lo que sugiere una relación directa con el ámbito sagrado. Algunas de las representaciones muestran a mujeres con niños en brazos, evocando roles maternales o protectores. Este variado repertorio simbólico parece reflejar distintas dimensiones de lo femenino en la espiritualidad cretense: fertilidad, cuidado, autoridad religiosa y conexión con la tierra.
Las figurillas no se encontraron agrupadas como en otros santuarios minoicos, sino aisladas o en contextos arquitectónicos periféricos, lo que sugiere ritos más íntimos o locales, posiblemente distintos de los cultos urbanos tradicionales.
Depósitos votivos y culto continuado
Los trabajos de campo de 2016 y 2017 identificaron nuevos depósitos en la cima de Anavlochos, reforzando la hipótesis de una continuidad ritual en este entorno elevado. Uno de ellos contenía más de 500 fragmentos de figurillas, placas y otras piezas datadas entre los siglos XI y IV a.C., todas ellas de carácter femenino. Otro depósito cercano incluía figuras animales como toros, caballos y aves, hechos en torno y asociados con cerámicas del periodo minoico final.
Este conjunto sugiere que el lugar albergó diversos tipos de culto: unos centrados en figuras humanas —posiblemente femeninas divinizadas o sacerdotisas— y otros vinculados a la fertilidad animal o agrícola.
Una mirada renovada a los antiguos cultos
El estudio de las “damas de Anavlochos” es un ejemplo revelador de cómo las tecnologías modernas pueden ayudarnos a reinterpretar prácticas antiguas. Más allá de su valor artístico, estas figuras constituyen testimonios tangibles de un sistema de creencias en el que las mujeres y lo femenino ocuparon un papel ceremonial destacado.
A pesar de los avances, aún persisten interrogantes sobre su identidad simbólica y el tipo de divinidad al que se dirigían estas ofrendas. Lo que sí parece claro es que estas representaciones no eran meros adornos, sino piezas centrales en la vida religiosa de las comunidades que habitaron el este de Creta durante siglos.
--------------------
*María del Carmen Calderón Berrocal, Dra. Historia. Ciencias y Técnicas Historiográficas, Correspondiente por Extremadura en Academia Andaluza de la Historia, Cronista Oficial de Cabeza la Vaca. Secretaria Canciller de la Asociación de Cronistas de Extremadura y miembro de la Real Asociación de Cronistas de España