La emigración es siempre una selección de cuerpos y mentes. Sólo emigra el decidido,
el emprendedor, el que no teme dejar el propio país para buscar un futuro más prometedor. Muchos de ellos no olvidaron su tierra y volvieron a ella con el patrimonio y la experiencia alcanzada. Este es el caso de los indianos en Hispanoamérica, y entre ellos los que de la sierra riojana de Cameros, tierra hermosa pero dura y pobre, que se fueron a hacer las Américas en el cono sur, concretamente en los países de Argentina y Chile fundamentalmente.
El libro de Zapater, con 462 páginas, es un estudio exhaustivo que va desde la geografía física y humana de la villa riojana, así como su evolución demográfica en origen, para pasar a los últimos emigrantes y pioneros, con nombres como Venancio Moreno Romero, Santos Tornero Montero o Elías Romero Laguardia.
Una Asociación Protectora clave en objetivos
Después el estudio se centra en el tema de la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo, título del libro, y sus distintos períodos con objetivos que iban desde la mejora y ornato de la villa a la traída de aguas, casino, instalación de radio y telégrafo y otros. Resulta curioso la importancia que la Asociación daba a los objetivos de la Educación de sus hijos y por ello buscaban los docentes mejor preparados en una rigurosa selección.
“Las vacantes de las escuelas nacionales se cubrían mediante Concurso de Traslados entre maestros que tuvieses aprobadas oposiciones y pertenecieran al cuerpo de maestros recién creado”, cuenta Miguel Zapater en el libro. Como la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo deseaba los mejores docentes para la villa quisieron intervenir y lo hicieron en la selección llevada a cabo en la Universidad de Zaragoza.
Alfredo Espinosa y Zorraquín fue el maestro elegido porque “ a juicio de la comisión el Sr. Espinosa era un profesor muy ilustrado pues dominaba la Teneduría de Libros y los idiomas francés y alemán”, recoge el autor. El prestigio de este maestro fue tal que sus alumnos entre 10 y catorce años demostraron tener grandes conocimientos en “Aritmética, Problemas, Cálculo y Dibujo. En esta última asignatura, los trabajos de los niños eran de verdadero arte”, concluye.
Es curioso que una nieta, María Luisa Valero Espinosa y una biznieta, Mónica Mittendorfer, sean pintoras profesionales, lo que indica que llevan los genes del abuelo maestro Alfredo Espinosa. Un maestro tan polifacético que preparaba con diligencia los discursos de sus alumnos para que participaran con desenvoltura en las fiestas de la Asociación, que no se suspendieron –a petición propia- ni siquiera el curso de 1917-1918, cuando la gripe africana (llamada gripe española en el resto de Europa), clausuró muchos festejos en otras localidades.
Alfredo Espinosa y Zorraquín y su esposa Sofía Sebastián Gómez (1886-1958), de los cinco hijos que tuvieron, dos de ellos nacieron en Viniegra de Abajo llamados Sofía y Alfredo. Los otros tres se llamaban Araceli, Francisco y Domingo-
El libro cuenta detalladamente lo muy pendiente que estuvo la Asociación Protectora de Viniegra de Abajo en todos los asuntos docentes de la villa, consciente de que la educación de los jóvenes era clave para el progreso de sus habitantes. Va ilustrado con fotografías en blanco y negro y color.
El libro se enriquece con anexos nominales de los presidentes y miembros de la Asociación, así como de los empresarios notables del momento. El autor Miguel Zapater es también maestro de Enseñanza primaria, licenciado en Filosofía y Letras e investigador en el Instituto de Estudios Riojanos y ha publicado otros dos libros sobre la emigración y los indianos en La Rioja.
Viniegra de Abajo es uno de los pueblos más bellos de España.