Ataque de Tiburón en México y en el Mundo van…

No permitieron ingresar personas a la playa de Isla Cortés donde realizaron recorridas diurnas y nocturnas para localizar al escualo. Además  -señaló el informe-, las playas Altata, Nuevo Altata, El Tambor y El Tetuán ubicadas en el litoral del Pacífico mexicano, también fueron cerradas.

El hecho se habría producido cuando un hombre de 32 años de edad (presuntamente perteneciente a un equipo de rescate de la Cruz Roja) acomodaba una red de pesca en la zona de Nuevo Altata y sufrió una mordedura que le destrozó un glúteo y parte de una pierna, muriendo desangrado cuando era trasladado a la ciudad de Navolato.

La última semana de enero de 2011 en el balneario mexicano de Cancún, una ciudadana de Canadá de 38 años de edad fue atacada por una hembra de tiburón cuando nadaba a 10 metros de la costa en una playa frente a un hotel de turismo, siendo hospitalizada en grave estado por ”desprendimiento del brazo y muslo izquierdo”.

Según testimonios de personal de Protección Civil, nadaba con un grupo grande de bañistas y se habría acercado demasiado al escualo "que estaba por tener cría".

En las costas de México hubo varios ataques de tiburones en los últimos años y 2 personas murieron por mordeduras en mayo 2008 en los alrededores de la turística Zihuatanejo (Pacífico).

El Hombre Estaría Cambiando el Comportamiento de Algunos Animales

Las dos fotografías -ajenas a los hechos comentados-, pueden afectar la sensibilidad de algunos lectores pero son necesarias en el artículo como dura advertencia, además la verdad no debe ocultarse, sirve para que muchos turistas que realizan deportes acuáticos, personas dedicadas al buceo y fotógrafos submarinos no cometan imprudencias en sus viajes por el mundo nadando sin extremar cuidados en zonas donde podría haber tiburones, porque desde hace pocos años algo estaría cambiando el comportamiento de ciertos animales y han aumentado sus agresiones al hombre; tiburones que inesperadamente se arriman a pocos metros de las costas donde antes no lo hacían y no es por hambre o porque  “abundan”, todo lo contrario, hoy las poblaciones están disminuyendo por el material tóxico que arrojan los barcos, la contaminación permanente del agua, cambios climáticos en el Planeta y por la matanza que realizan tripulantes de naves pesqueras.

Aclaro que llevo estadísticas al día, recibo informes de ecologistas, de muchas autoridades científicas, publicaciones internacionales (no todas coincidentes), datos de etólogos, expertos de mi amistad, etc., y he decidido publicar muy poco acerca de la multiplicación de casos de perros que desfiguran y matan personas, ataques de tiburones, graves accidentes ocasionados por arácnidos, avispas, cobras, hipopótamos, elefantes y otras especies en el mundo.

No pretendo alarmar, sólo que se tome conciencia que la situación se ha complicado y en honor a la verdad prefiero defender a la Naturaleza y no al hombre que por maldad, insensibilidad, mentalidad en estado inferior, deporte, miedo o codicia arrasa con selvas, produce exterminios de fauna salvaje y atenta contra todo lo que le resulta ajeno o no entiende.   

Fueron muchas las reuniones y conversaciones durante horas con un destacado camarógrafo de profundidades del oceanógrafo francés Jacques Cousteau y colaborador del entendido en fauna y documentalista español Félix Rodríguez de la Fuente, especialmente analizamos conducta de tiburones, orcas y otros habitantes marinos y estadísticas de accidentes con humanos; iguales charlas tuve con biólogos, zoólogos que trabajaron en África y Australia, con herpetólogos acostumbrados al manejo de serpientes y caimanes, etólogos, domadores de potros y de animales de circo, directores de zoológicos, aracnólogos, entomólogos, etc., y lo que sorprendía en las décadas del '80 y '90 no tiene comparación con hechos ocurridos a partir del 2000.

Estudios y aprendizaje junto a científicos de áreas oficiales de distintas especialidades, experiencias directas con monos, águilas, osos, lobos, perros de potencia, leopardos, leones, arácnidos, serpientes, etc., me permitieron comprobar que algunos comportamientos tuvieron modificaciones en los últimos años. Hay hechos inexplicables, agresiones al hombre sin provocaciones previas y registros de cambios de movimientos de grupos familiares -incluyendo animales solitarios como leopardos, leones machos adultos, etc., que se asocian para combatir y repartirse alimento-; sin ir más lejos, los buitres casi siempre se han alimentado de carne muerta y no se organizaban para atacar animales vivos, hoy agreden a especies de gran estructura, las derriban, matan y comen. 

Los animales salvajes escapaban ante la presencia del hombre y hoy muchos van a su encuentro para desafiarlo sin sentirse amenazados ni molestados en su territorio; conste que las observaciones en hábitats naturales me han dejado innumerables heridas, muchas de gravedad. He observado estremecedores casos de personas heridas por pirañas, en otras aguas he seguido con expertos y por curiosidad el desplazamiento de ballenas, delfines y tiburones y también obtuve valiosos testimonios de centenares de personas que sobrevivieron a ataques.

Así como los fenómenos climatológicos desconciertan al mundo y se producen con frecuencia en lugares donde antes no hubo desastres naturales -más allá de la opinión de ciertos científicos que creen saberlo todo y ven a estos fenómenos como algo “común”, sin aceptar nuevas teorías-, muchas especies salvajes y domésticas están más agresivas y ocasionan mayor número de heridos y muertes de personas por año que en décadas anteriores.

Una mayoría de ataques son atribuidos a cambios climáticos por acción del hombre que afectan a la tierra, aire y agua, lo que podría potenciar conductas agresivas y también se producirían accidentes con ejemplares que habrían perdido el miedo al hombre. Explico: en la selva y el mar, hay una invasión de "estudiosos" y fotógrafos de vida salvaje que cometen el error de atraer a los animales que quieren filmar arrojando comida y estos métodos "modernos" e incorrectos no deberían ser confundidos con estudios científicos, sólo sirven para obtener fotografías en serie e innecesariamente, por falta de conocimientos esenciales, despiertan la atención de especies peligrosas que por naturaleza e instinto de conservación antes se alejaban del hombre, atacando en raras ocasiones, las que gracias a esa alimentación desparramada por documentalistas, hoy con más “confianza” se atreven a acercar a lugares donde no llegaban, sin perder la costumbre de embestir y morder a los extraños para ahuyentarlos y raras veces con el fin de “probar su carne”.   

Los tiburones no son devoradores de hombres. Poseen boca muy grande, dientes filosos y poderosa fuerza, entonces al morder cuerpos de seres más pequeños producen destrozos enormes; generalmente atacan y se retiran. Los heridos mueren a consecuencia de hemorragias, demoras en llegar a hospitales y también por la acción de otros animales marinos que son atraídos por la sangre de las heridas.

En aguas de EE.UU. las agresiones de tiburones habrían aumentado y por intereses económicos evitarían asustar al turismo, por eso en todo el mundo disfrazan las estadísticas.

Aparentemente, la Universidad de Florida -zona clave- habría difundido que en el año 2010  hubo en todo el mundo 79 ataques de tiburones (?), causando 6 muertos, lo que significa según los posibles especialistas un aumento del 25% de accidentes respecto a 2009. En el 2011 (en diferentes lugares) se habría contabilizado un número superior de muertos y heridos graves.

Sostengo que más muertes producen otros animales, pero es innegable que en el 2010, 2011 y lo que va de 2012 las cifras reales de ataques de tiburones no son las que difunden las autoridades internacionales, máxime que muchos casos no trascienden porque no fueron denunciados ni investigados.  

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Carlos Estrada  *periodista de investigación, experto en fauna y proteccionista independiente con documentados reconocimientos. Trayectoria pública desde 1970.

Buenos Aires, Argentina, 24 de noviembre de 2012.

Nota: las fotografías copiadas por el autor podrían tener defectos, pero no pierden valor como documento ilustrativo.