La adquisición de material bélico se hace como “renovación” o “modernización” de los recursos ya existentes
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En una imagen de archivo, el presidente de Venezuela Hugo Chávez prueba un fusil ametralladora ruso, AK-103, en el año 2006.
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Crece el temor y la desconfianza entre los gobiernos de Sudamérica por la compra de armamento
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Se le llame "carrera armamentista'' o "modernización'' del parque existente, una ola de compras de armas por parte de los países de América Latina está haciendo que los vecinos de la región se miren unos a otros con creciente temor y desconfianza.
Brasil afirma que tiene que proteger sus recién descubiertas riquezas de petróleo y gas; Venezuela asegura que Estados Unidos pudiera atacarla; Colombia está preocupada por Venezuela; Ecuador mira a Colombia, y Paraguay pone sus ojos sobre Bolivia.
Es indiscutible que la ventas de armas han aumentado vertiginosamente en la zona. Casi se han duplicado en sólo cinco años, de $24.000 millones en el 2003 a $47.000 millones el año pasado, según un reporte del analista colombiano Javier Loaiza. Otros ponen el total del 2008 en $60.000 millones.
Funcionarios del gobierno de EEUU están monitoreando los acuerdos con cierta preocupación pero evitan el término "carrera armamentista''. Uno prefirió llamarla "una ‘modernización coincidente' de parques'' para reflejar la ausencia, hasta el momento, de compras generalizadas como respuesta a compras de otros.
"Están haciendo grandes compras pero la información muestra que todavía no estamos en una carrera armamentista'', comentó un alto funcionario del gobierno de Barack Obama que monitorea América Latina. Sólo cuatro países representan 80 por ciento de todas las adquisiciones de armas: Brasil, Venezuela, Chile y Colombia. Pero 80-85 por ciento de los gastos militares de la región se invierten en salarios y pensiones, no en armas, añadió el funcionario, que prefirió el anonimato para poder hablar abiertamente sobre el tema.
Michael Shifter, vicepresidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis radicado en Washington, estuvo de acuerdo en que todavía no hay una carrera armamentista pero señaló que había motivos de preocupación, como los choques entre el conservador presidente de Colombia Alvaro Uribe y sus vecinos izquierdistas, Hugo Chávez, en Venezuela y Rafael Correa, en Ecuador.
El año pasado, tropas colombianas atacaron un campamento guerrillero en la parte ecuatoriana de la frontera y dieron muerte a un importante líder guerrillero, lo que hizo que los gobiernos de Correa y Chávez congelaran sus relaciones con Bogotá. Chávez inclusive mandó tanques a su frontera con Colombia.
"Hay una gran tensión política y desconfianza entre los gobiernos de la región'', declaró Shifter. "También hay disponibilidad de recursos [dinero para las compras] y una carencia de mecanismos regionales para rastrear las compras y promover la transparencia''.
El súbito surgimiento de acuerdos para la compra de armas también pudiera ser un demorado resultado del final de muchos gobiernos militares de la región en los años 80'', declaró Adam Isacson, director del programa de seguridad latinoamericano del Center for International Policy en Washington.
"Los presupuestos de defensa han estado muy bajos, y los precios de las materias primas subieron enormemente, así que todo el mundo empezó a comprar como loco'', dijo Isacson, refiriéndose a los precios de productos como el petróleo venezolano, la soya brasileña y el cobre chileno.
Brasil encabeza la fiebre de compras -con $27.000 millones pagados o contratados en el 2008, según el informe Loaiza- mientras busca proteger vastos nuevos depósitos de petróleo y gas natural hallados frente a sus costas, así como aumentar su control sobre la vasta Amazonia.