Proyecto Solterra, algo más que ecología

El monto presupuestario del proyecto ronda el millón de euros, y consiste en la introducción en el viñedo de cobertura vegetal foránea con plantas aromático-medicinales. Este manto verde, se ha plantado perpendicularmente entre las calles que separan las cepas del Tempranillo autóctono de la D.O. de Ribera (Tinta Fina), para que las raíces de las nuevas plantas compitan con la vid, potencien su estrés, y de este modo se puedan generar frutos con un mayor contenido de antioxidantes. Asimismo, las aromáticas preservarán la materia orgánica del suelo y evitarán el aumento del pH. Esta ultima circunstancia posibilitará la necesaria acidez que requieren todos los vinos de calidad.

Hasta el momento el proyecto ha experimentado con cinco especies vegetales: Romero, Tomillo Salsero, Orégano, Menta y Lavandín (que es una variedad de Lavanda). Otros tipos de plantas, como Caléndulas, Manzanillas,  alguna otra aromático-medicinal - y también leguminosas autóctonas -, esperan su turno para ser plantadas en los viñedos de Solterra.

Todavía es pronto para asegurar el éxito completo del experimento científico, que como primer objetivo tiene el fin de mejorar la calidad del fruto - y por lo tanto de las futuras elaboraciones -,  aumentando sus cualidades organolépticas. Los resultados comenzarán a comprobarse con la vendimia del presente ejercicio, y si fueran satisfactorios,  se pondrán a disposición de las bodegas nacionales y foráneas que deseen incorporarlas a sus procesos vitivinícolas.

Fijado este primer objetivo, que tiene razón de ser en el aumento de calidad de los parámetros sensoriales dionisíacos, nada desdeñables son las ventajas eco-sanitarias  que la plantación aromático-medicinal aportarán a las vides, al reducir considerablemente las actuaciones fitosanitarias en el viñedo, y como consecuencia los costes de mantenimiento del mismo, en mano de obra y producto. Igualmente se añade otra ventaja subsidiaria - pero muy interesante por innovadora – que consistirá en la comercialización de las semillas y  plantas aromáticas cultivadas entre viñas, para transformación en productos de las industrias alimentaria, médica y cosmética. Estos cultivos ‘orgánicos naturales’ experimentan, día a día, el incremento de demanda en un ciudadano cada vez más concienciado con el concepto BIO, y nada tolerante con la presencia de pesticidas, fungicidas o cualquier contaminante químico en los bienes de consumo.

En nuestra visita al viñedo e instalaciones de Bodegas Solterra, acompañado por un grupo de colegas, tuvimos oportunidad de probar las tres elaboraciones que comercializa la bodega ribereña con la marca Alto de los Zorros, bajo el paraguas de la D.O. Ribera del Duero (en estos vinos todavía no intervienen los factores aromático-medicinales de que les he hablado). Son tres estupendos tintos: AZ Roble, AZ Crianza y AZ Autor. Formidable el AZ Autor de la añada 2009. Los aromas de frutilla negra silvestre que adivinamos en nariz, se hacen más presentes en boca, unido a los torrefactos que le aportan la barrica de roble francés… y ese punto de elegante mineralidad. Los taninos maduros y el equilibrio fruta-madera le hacen un vino goloso y largo. Para seguir disfrutándolo después del almuerzo… porque la copa ya está servida. El Alto de los Zorros Autor 2010, va por el mismo camino, aunque necesite algo más de evolución en botella. La cata la dirigió con maestría el enólogo Julio Frutos, entusiasta del Proyecto Solterra. Frutos es  un joven, nativo de la comarca, con acreditada experiencia y prolongada formación en bodegas punteras de Ribera, que también hace un monovarietal de Verdejo (en Rueda), para Solterra. Hizo mención a este hecho, pero no era la ocasión de catar blancos… ( íbamos a setas, no a Rolex ). Y estuvo bien, muy bien.