Pedro Sandoval, Príncipe de la abstracción matérica

Antes de esta exposición institucional, Sandoval había expuesto en galerías privadas como Tribeca, Tiempos Modernos o Fruela. Entre sus coleccionistas institucionales se encuentran la Casa Blanca, la familia Kennedy o diversos museos como Gugenheim de Nueva York; el Museo Vaticano; el de Arte Contemporáneo de Oasaka (Japón); el Boca Ratón (Florida); el M.A.C. de Calviá (Mallorca); Museo Berlinés de Arte Contemporáneo; el Mayte Spínola de Marmolejo, etc.

El artista trabaja por series y una de las más sobresalientes es la denominada África, en la que Pedro Sandoval ha volcado todo su ingenio para mostrar el concepto amplio e intenso de un continente hermoso y carente de subsistencia para muchos de sus habitantes. Sin la obviedad del realismo, sino con el color y la fuerza de los materiales, el artista ha hecho desde cosidos de pieles a aparentes surcos de tierras resecas; esbozos de bustos de africanos con una gran dignidad; bellas alusiones de lluvias, cielos y nubes...

El artista no rechaza la figuración de la que viene en origen –no olvidemos su soberbia Tauromaquia al llegar a España- quizás algún día vuelva temporalmente a ella como hacen algunos artistas como Avigdor Aridka para descansar de la figuración pero, en esta última etapa, es la abstracción casi geométrica la que se manifiesta en sus cuadros, sobre todo en la serie del Metro, donde las líneas cromáticas, a modo de cenefa futurista, recorre un extremo del cuadro confiriéndole cierta idea de velocidad.

Pedro Sandoval confiesa que con frecuencia se deja llevar por el gesto automático para que salgan al lienzo, tabla o papel, las formas y los encuentros cromáticos que lleva dentro, que proceden de su mundo consciente e inconsciente. El resultado no se hace esperar: espectacular y sorprendente para los que contemplamos su trabajo. Grandes masas monocromáticas de rojos, amarillos o verdes son también parte de su repertorio, tratadas con el gesto del pincel o la brocha.

Sin abandonar la pintura, el artista ha llevado a cabo una hermosa instalación en la Casa de Vacas, a base de grandes triángulos que cuelgan del techo y pared, al tiempo que dialogan con los del suelo. Tienen algo de señales de tráfico del subterráneo pero, no cabe preguntar a un abstracto, cuando de lo que se trata es de disfrutar y de respetar el misterio del cuadro.

El artista venezolano –hoy con doble nacionalidad, también la española- le gusta aislarse –casi blindarse- en su gran estudio madrileño para pintar. “La creación es algo sagrado que exige concentración y silencio. De vez en cuando también conviene salir y viajar para ver, mirar, dialogar con los otros y pensar; en definitiva para obtener nuevas ideas para la pintura”, explica. Madrid-Berlín es el eje actual de este gran artista que ha llevado la pintura a las cotas más altas de las que estaba necesitada.