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CARTA DESDE ALEMANIA

¿Otra Navidad siniestra?

 
¿Otra Navidad siniestra?
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

A fines de 1980, Gabriel García Márquez publicó un artículo en un periódico español  con el título de “Estas Navidades siniestras”, empezándolo con la triste constatación de que “ya nadie se acuerda de Dios en Navidad”. Allí describió de modo muy personal cómo una fiesta cristiana se ha transformado hasta llegar a convertirse en lo que él llamó “la fiesta más espantosa del año”. El gran Gabo de Colombia tenía razón. Sólo que después de treinta años, la fiesta no sólo sigue siendo siniestra, sino que constituye la apoteosis de la matanza más grande del año.

 
¿Otra Navidad siniestra?

Un reciente e interesante coloquio de cristianos originarios sobre este tema, transmitido desde Alemania por radio y televisión, mostró claramente cuál es el verdadero sentido de la Navidad, lo que es posible dé que pensar a más de una persona en estos días navideños, aunque por motivos de espacio, se pueda reproducir de forma muy resumida. Este programa dio una visión muy clara del significado de la venida del Hijo de Dios a la Tierra y de la realidad actual, cuando se toma el nombre del Nazareno para celebrar cada año su nacimiento. Los párrafos siguientes son un extracto de dicho coloquio, reproducidos en parte de forma textual.

Para los verdaderos cristianos la Navidad es conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret. Por ello, estos días podrían ser días de recogimiento interno, pensando en profundidad sobre el hecho de que el Cristo de Dios se hizo hombre, confrontando con ello nuestra forma de pensar y de vivir. Pero ¿cómo es el ambiente de la Navidad actual? ¿Sé es consciente del significado que ésta tiene? ¿No es que para muchos el ambiente de Navidad no es otra cosa que vivir momentos de sentimentalismo, tal vez teñidos de un poco de melancolía o de sentirse conmovidos por las luces de colores y por la alegría de que la familia se vuelva a reunir? ¿Qué contenido tienen las conversaciones de esos días en los círculos familiares?

Si se rememora el gran acontecimiento que tuvo lugar hace 2000 años, hay que pensar que ya la búsqueda de albergue de los padres de Jesús fue un camino de sufrimiento sin igual. María estaba muy débil. Cualquier madre puede sentir lo que tuvo que significar estar en un estado avanzado de embarazo y en el frío de la noche tener que recorrer largas distancias de albergue en albergue, caminando, o montada sobre un asno. María y José tuvieron que suplicar para lograr tener un lugar donde cobijarse, teniendo que estar una y otra vez confrontados con la dureza de sus semejantes, que no mostraban tener compasión de una mujer que se encontraba a punto de dar a luz. Seguramente que José también habrá estado muy preocupado por si María lograría soportar todo aquello. ¿Qué hombre a punto de ser padre no estaría inquieto por la madre y por el niño en una situación semejante?

Así, el niño nació en las condiciones más sencillas, en un establo en Belén, rodeado de animales y visitado por gentes sencillas. Sólo que era un niño muy especial, ya que en él encarnó la majestad de los Cielos, el corregente del Reino de Dios. El corregente del Reino de Dios vino a la Tierra para llevar a cabo su gran tarea en la persona de Jesús de Nazaret. Mientras Jesús, el hijo, iba creciendo, fue siendo preparado en silencio para Su tarea. El hijo del Altísimo, siendo Jesús, aprendió una profesión con José, su padre adoptivo, lo que significa “reza y trabaja”. Jesús aprendió el oficio de carpintero y también estuvo trabajando en este oficio hasta que la tarea que traía desde el Reino de Dios se hizo viva en Él. Cuando Jesús se hizo adulto, su padre celestial lo envió a los seres humanos como el profeta más grande de todos los tiempos. Y Jesús, el Cristo, comenzó a seguir Su camino, instruyendo y enseñando a muchas personas, la mayoría de las cuales quedaban impresionadas por sus sencillas palabras, y aún más por sus obras, dando con ello testimonio de Dios. Él enseñó a cumplir paso a paso los Diez Mandamientos de Dios y el Sermón de la Montaña. En el Sermón de la Montaña enseñó el amor al prójimo, y vivió dando ejemplo de ello. Y lo que sobre todo trajo fue el mensaje del amor de Dios por los seres humanos, sus hijos.

Pero como ha sucedido en todas las épocas, este gran hombre del pueblo, Jesús de Nazaret, también fue calumniado, traicionado y entregado al Estado romano por la casta sacerdotal de aquel entonces. Poncio Pilato quiso ser sumiso al César. A pesar de que su mujer había soñado que Jesús era inocente, Pilato lo entregó como reo al pueblo que había sido soliviantado por la casta sacerdotal. Y el pueblo gritó exigiendo su crucifixión. Pero esto no es de extrañar, ya que Jesús, el Cristo, durante su vida siempre habló claramente sobre a qué había que atenerse con los escribas y fariseos, y al servicio de quién estaban. Pues nadie puede servir a dos señores.

¿Podemos imaginarnos hoy lo que significa para un ser humano ser clavado vivo en la cruz, habiendo sido antes azotado y torturado cruelmente, y no de forma voluntaria, como erróneamente se enseña a menudo, sino que habiendo sido traicionado por sus amigos de aquel entonces, por Judas, y también por Pedro, que se dio cuenta que era un traidor cuando el gallo cantó por tercera vez? ¿Y hoy en día, dónde está sentado el (o los) Pilatos actual?

La fiesta de Navidad es supuestamente la fiesta del amor. ¿Es realmente el amor lo que la llamada cristiandad celebra en Navidad? ¡La Navidad de muchos cristianos se ha convertido en una fiesta de la matanza! ¿Quién introdujo la fiesta de la matanza, quién el buey y el burro del pesebre de Jesús? ¿Lo hicieron el buey y el burro que con el calor de su cuerpo hicieron posible que el niño Jesús pudiera sobrevivir? El amor de los animales podría ser un símbolo para los cristianos, la unidad entre el ser humano, la naturaleza y los animales. ¿Quién ha ridiculizado el nacimiento del Hijo de Dios? Muchas personas ya no pueden creer en el nacimiento del Hijo de Dios, porque el gran acontecimiento ha sido adornado y ridiculizado con figuritas de arcilla o de madera, pesebritos, villancicos y cosas por el estilo. El hombre Jesús, fue un hombre fuerte y adulto, ¡ya no un „niñito“! Él, el profeta más grande de todos los tiempos dio testimonio de un Dios único. Y debido a Su testimonio de Dios y por Su amor a los seres humanos, se convirtió en una persona peligrosa para la casta sacerdotal, que vivía sus cultos externos y sus actos rituales, de modo que ésta trató de eliminarlo haciendo que el Estado romano lo crucificara. No fue al niño a quien crucificaron, sino al hombre joven y activo. Su resurrección es la vida eterna para cada alma y el camino hacia la casa del Padre. El Cristo de Dios resucitado es la poderosa majestad, el corregente de los cielos, y está sentado a la derecha del Padre eterno. ¡Y sin embargo los cristianos se mueven girando en torno a las figuras de arcilla y madera del pesebrito!

¿No nos resulta un tanto curioso este comportamiento? ¿Primero Jesús, el “niñito”, que está en la cuna, que aún no puede hablar, que después se convierte en el hombre muerto en la cruz, estando de nuevo condenado a callar? ¿Quién ha metido en la cabeza de los llamados cristianos esta tergiversación del significado? Sin embargo, Jesús no calla. Su Palabra fue válida ayer y lo es hoy, y dice: “Quien escuche Mis enseñanzas y las ponga por obra, será como el hombre sabio que construyó su casa sobre roca”. Éstas son las palabras de Cristo. No obstante, sus enseñanzas, en especial las enseñanzas del Sermón de la Montaña son denigradas y desacreditadas en la actualidad, calificándoselas de ser una utopía según la cual no se puede vivir. ¿Por qué? Preguntémonos simplemente si la llamada fiesta de Navidad en el mundo occidental está construida sobre roca, o más bien sobre arena.

Junto al pesebre se colocan algunos animalitos tallados en madera o de otros materiales, como símbolo del establo de Belén. ¿Cómo les va a los de su especie precisamente en la época prenavideña? Ya antes de la fiesta de Navidad, para las criaturas que conviven con nosotros, los animales, se suceden unos días llenos de sufrimiento, convirtiéndose este tiempo en una fiesta de la matanza en la que son sacrificados miles de millones de animales. Si los animales pudiesen levantar su voz, y nosotros estuviésemos dispuestos a escucharlos, ellos nos dirían: “Dios, el Eterno, os dio el mandamiento que dice «No matarás». Habéis tenido entre vosotros al Hijo de nuestro Creador, fuisteis instruidos, y él vivió dando testimonio de que Dios es vuestro Padre celestial y nuestro Dios creador. Él es el Creador de todo lo que vive. Ningún gorrión cae del cielo sin que Dios lo sepa; ni hay cabello de la cabeza del hombre que Él no haya contado. ¿Creéis que es diferente con nuestro pelaje o con nuestras plumas?

Habéis sido advertidos, cuando él dijo: Lo que le hagáis al más pequeño de los Míos, me lo hacéis a Mí. Así hablaron Cristo y Dios, el Creador. Pero, ¿qué se ha hecho en los 2000 años transcurridos desde el nacimiento de Jesús, el Cristo? ¿Dónde se ha quedado el corazón misericordioso, donde la compasión, también con nosotros, que somos vuestros hermanos animales? No fluye por vuestras venas también sangre, como también fluye en nosotros, para mantener la vida del cuerpo físico, no lleváis en vosotros la misma respiración que os vivifica? ¿Por qué sois tan insensibles y celebráis la fiesta del amor con nuestros cadáveres sobre vuestros platos? Os alegráis de ver los ojos irradiantes de vuestros hijos y nietos, ¿pero nos habéis mirado alguna vez a los ojos, a nosotros, los animales? Son verdaderas tragedias las que se producen en nuestro entorno. ¿Por qué nos quitáis a nuestros hijos, para encerrarlos, para engordarlos y descuartizarlos, arrancarles la piel, asarlos, y comérselos luego mientras escucháis melodías navideñas a la luz de las velas? ¿Dónde ha quedado vuestra compasión? ¿Es esto lo que os ha enseñado Cristo? ¡Tened compasión!”.

“Quisiéramos poder levantar nuestras miradas hacia vosotros llenos de confianza, ya que sois hijos de Dios, pero nos golpeáis, nos encerráis, nos engordáis y envenenáis para matarnos y comernos. ¿Tiene lugar algo así para que se cumpla el verdadero sentido de la Navidad? Nosotros los pavos y aves de corral, los peces, las vacas, los corzos, los terneros, los cerdos, los asnos y caballos, os decimos: sufrimos lo indecible, pero vosotros no escucháis nuestro clamor. El asno y el buey dieron calor al pesebre cuando Cristo, el hijo del Eterno, vino a este mundo para traer a todas las criaturas la paz y la consciencia de la unidad de la Creación. Ellos compartieron con él el refugio que otras personas le negaron. ¿Y cómo agradecéis esto a nuestros hermanos y hermanas, los asnos y los vacunos? A muchos otros hermanos nuestros se les sirve en vuestras mesas como salami y filetes de ternera, jamones y aves asadas, preparados para vuestros banquetes navideños, condimentados como asados. ¿Es esta vuestra conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios y vuestro agradecimiento al Dios creador?”.

Por eso hay que preguntarse: ¿qué hemos hecho de la noche sagrada? Dios es el amor, pero los ritos de cultos, el incienso y los dogmas no tienen nada que ver con una noche bendecida, Cristo no enseñó algo así. Jesús de Nazaret trajo a los seres humanos el Padrenuestro. Él les enseño a dirigirse a un aposento silencioso para rezar a Dios, nuestro Padre, que está dentro de cada persona. ¿Quién piensa en realidad en una noche consagrada al considerar la Navidad? ¿A quién ha sido en realidad consagrada, y por qué? ¿A una iglesia de piedra? ¿Al consumo?

Porque Dios es el amor, nos envió hace 2000 años a Su hijo, en Jesús de Nazaret. Y Jesús de Nazaret, el Cristo, nos prometió enviarnos al Consolador, para conducirnos a través de Él a toda la verdad. Ese tiempo ha llegado. El Cristo de Dios resucitado ha cumplido Su promesa dada a los hombres, pues Dios, el Todopoderoso ha vuelto a enviar en nuestra época a un gran profeta. Es Gabriele, al que Dios, el Eterno llama Su profeta y enviada. A través de ella Él, el Consolador, en más de 35 años, ha derramado sobre los hombres toda la verdad del Cielo, en la medida en que los seres humanos la puedan captar. En miles de manifestaciones públicas se ha dado a toda la humanidad una plenitud de conocimientos espirituales como nunca había ocurrido anteriormente.

El Cristo de Dios vuelve a llamar a todas las personas de buena voluntad diciendo: Yo, Cristo, Soy el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Seguidme!

Tal vez en estos días sería provechoso que cada persona que diga ser cristiana se preguntase a quién sigue en realidad, precisamente cuando conmemora el nacimiento del que ella considera el Hijo de Dios. ¿Le sigue a él –o más bien sigue a ritos humanos centenarios, a prescripciones teológicas, a una tradición? ¿O sigue sólo al placer por deleitar el paladar con trozos de animales criados especialmente, cebados y luego matados para celebrar en la cena navideña esta fiesta que dice ser la del amor y de la paz? Los lectores que quieran ver y escuchar la transmisión completa del programa mencionado, base de este artículo, lo pueden hacer en la web bajo www.alternativartv.com, donde encontrarán además más incentivos para reflexionar sobre diferentes temas. Para el mundo animal sería en todo caso el mejor regalo navideño el que esta fiesta se transformara  al fin de una Navidad siniestra, de una fiesta de la matanza, en una fiesta de la alegría, del amor y de la paz. Y esto es algo que está en manos de cada persona.

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