El ejemplo más claro es el caso de México, donde la cifra de muertos aumenta casi a diario desde que el gobierno de Felipe Calderón decidió emprender una lucha armada contra el crimen organizado.
Tanques militares en Río de Janeiro
El pasado mes, Brasil decidió enfrentarse directamente a los criminales poniendo en jaque a los narcos que dominan la favela de Complexo do Alemao, en Río de Janeiro.
Al igual que en México, los militares invadieron las calles para poner freno al crimen y combatir con las mismas armas, una operación en la que el presidente, Lula da Siva, afirmó: "venceremos esta guerra". Esta misión se enmarca en el propósito de librar a Río de los criminales (donde Brasil tiene mayor problema con el narcotráfico) y limpiar de esta forma la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
Con una escandalosa frecuencia las páginas de los periódicos mundiales reflejan la situación mexicana con la suma de narcos abatidos en plena calle, operativos peligrosos y tiroteos en las zonas más sacudidas por la violencia de los cárteles.
¿Una guerra perdida?
Más de 10.000 muertos en el año 2010, cifra preocupante, comparable con los muertos que dejó el huracán Mitch y que convierte al país azteca en uno de los lugares más peligrosos del mundo. Los mexicanos de los estados más problemáticos han tenido que aprender a convivir con redadas rutinarias y el despliegue del ejército en las ciudades.
La corrupción está en las calles, pero incluye a muchos de los que se encargan de defenderles, policías que pertenecen a este tipo de bandas y políticos que favorecen a los narcotraficantes.
La guerra (término utilizado por el propio Calderón) que mantienen contra el narcotráfico suma a narcos, militares, policías y víctimas civiles en una misma lista, que incluye alrededor de 33.000 muertos desde diciembre de 2006, inicio de su mandato y momento en el que se comenzó el plan de lucha contra el narcotráfico llevado a cabo por el presidente.
Ofertas de trabajo ilegal
La lucha impulsada por Calderón ha recibido numerosas críticas basadas en la violación de los derechos humanos por parte de los militares, a quienes salpican casos de violaciones sexuales, torturas, registros ilegales o ejecuciones extrajudiciales.
Los propios narcotraficantes, conocedores de la existencia de criminalidad en las autoridades han ofrecido trabajo a militares y ex militares. El peligroso cártel de los zetas utilizó "narcomantas" (sábanas gigantes con mensajes) para dar a conocer este tipo de ofertas.
La batalla contra el mundo de la droga es asumida por los gobiernos de formas muy distintas, las tácticas de unos y otros tienen consecuencias y todavía no se ha encontrado una solución al problema.
Las opiniones se posicionan a favor y en contra de una lucha frontal contra los traficantes. En el caso de México hay quienes piensan que Calderón ya ha perdido la guerra, pero otros opinan que esta es la única forma de terminar con una problemática que no deja de sumar víctimas.
Si (
No(
