Minutos antes de las 6 de la mañana, una hoguera creciente hacía pagar con sus vidas a 81 reos, en un país en donde desde hace años no existe la pena de muerte.
Las precarias condiciones de infraestructura y el hacinamiento, han quedado de manifiesto a pesar que hace tiempo atrás, la televisión ya había difundido dichas falencias. (No pueden compartir espacios, avezados delincuentes con vendedores ambulantes o borrachines arrestados por beber en la vía pública).
Hoy atribulados, desconcertados y exaltados familiares, exigían respuesta a sus suplicantes inquietudes acerca del paradero de sus parientes.
En las horas posteriores, la falta de información era total.
Conforme avanzaba la mañana, comenzaron a revelarse nuevos informes. Primero un listado que contenía nombres de sobrevivientes. Pero más tarde eran llamados a viva voz aquellos que habían perdido a un ser querido. Se congregaban filas de llorosas familias. Durante toda la tarde se sucedieron informes y lamentos.
La televisión, transmitió en directo prácticamente desde las 6:30 de la mañana, y algunas estaciones estuvieron con su señal en vivo por más de 10 horas.
Ahora vendrán las investigaciones, las causales y las medidas a tomar… pero ya es tarde, se sabía que había medidas por tomar…