Escándalo erótico-sexual en el gobierno finlandés

La joven confirmó el noviazgo al diario Ilta Sanomat y contó, muy feliz, que compraron las alianzas el día anterior en una joyería de Esbo y que «Matti me pidió la mano de forma romántica y tradicional».

Sin embargo, la verdadera noticia del día no fue ese noviazgo que se considera como una cortina de humo, sino que se produzca en el mismo instante en que el jefe del Gobierno centrista, acosado por los demás partidos y por la ciudadanía en pleno, tuvo que dar explicaciones públicas sobre los correos electrónicos con fondo erótico (en los que empleaba las cifras 69) que ha estado mandando a una tal Leena, política de su mismo partido.

Vanhanen explicó que «esos correos eran una broma», absolutamente «inocentes». Pero como serían que esa fémina ha asegurado sentirse «sucia» y ha afirmado que Vanhanen ha mancillado su honor. Valga comentar que en la liberal Finlandia, donde la cuestión del sexo es tema natural y libre, hace falta mucha desvergüenza para que una mujer se sienta «sucia».

Las radios y televisiones se ensañan recordando las aventuras del político y el número de amantes que ha tenido desde que se divorció de su mujer Merja en 2005. Y recuerdan que otro político de relumbrón se vio obligado a dimitir por una cuestión parecida.

Los amores de Vanhanen, de quien se dice es un buen político, pero mejor amante, han ocupado las páginas de los periódicos desde hace tiempo. Sus amantes han sido todas muy rubias, muy bien formadas y muy jóvenes. Cuando se cansó de una de ellas, el premier terminó la relación por medio de un sms, algo que enfadó tanto a la chica que se vengó publicando un libro -«La novia del jefe de Gobierno»- en el que contaba las apetencias sexuales del finlandés, donde le gustaba hacer el amor y cosas parecidas. Una especie de Kamasutra nórdico, que fue motivo de escándalo y uno de los libros más vendidos de todos los tiempos. El primer ministro demandó a su ex amante y a la editorial por «haberle faltado a su derecho de intimidad» y aunque en primera instancia perdió la vista, finalmente el Supremo le dio la razón.